Chupar el chupete de su bebé para limpiarlo después de que caiga al suelo es una costumbre de muchas madres que otras no harían nunca por considerarla antihigiénica. Una nueva investigación ha revelado que podrían ser beneficioso para la salud del bebé ya que podría ayudarle a prevenir alergias y asma.
Un estudio del Henry Ford Health System, en Detroit (Estados Unidos), presentado en la reunión del Colegio Americano de Alergias, Asma e Inmunología (ACAAI, por sus siglas en inglés) ha revelado que los bebés cuyos padres chuparon su chupete para limpiarlo tenían un nivel más bajo de anticuerpos que están relacionados con el desarrollo de alergias y asma.
Los investigadores lo explican porque los padres pueden estar transmitiendo bacterias orales saludables de su saliva que afectarán el desarrollo temprano del sistema inmunológico de sus hijos.
"Aunque no podemos decir que existe una relación de causa y efecto, podemos decir que los microbios a los que se expone un niño en una etapa temprana de la vida afectarán el desarrollo de su sistema inmunológico -explica Eliane Abou-Jaoude, alergóloga del Henry Ford Health System y autora principal del estudio-. De nuestros datos, podemos decir que los niños cuyos chupetes fueron limpiados por sus padres chupándolos tenían niveles más bajos de IgE entre los 10 meses de edad y los 18 meses de edad".
Se cree que el estudio retrospectivo es el primero de su tipo en los Estados Unidos que evalúa la asociación entre los métodos de limpieza del chupete y el anticuerpo Inmunoglobulina E o IgE. La IgE está vinculada al desarrollo de alergias y asma. Los hallazgos son compatibles con los de un estudio sueco de 2013, que informó una asociación entre los padres que chupan el chupete de su bebé con un riesgo reducido de desarrollar alergia.
En el estudio del Henry Ford participaron 128 madres a las que se les preguntó cómo limpiaron el chupete de su bebé: esterilizándolo en agua hirviendo o en el lavavajillas, limpiándolas con agua y jabón y chupándolo. Entre los tres métodos, 30 madres lo esterilizaron, 53 lo limpiaron con agua y jabón y nueve chuparon el chupete.
"Entrevistamos a 128 madres de bebés varias veces durante un período de 18 meses y preguntamos cómo limpiaron el chupete de su hijo -relata la alergóloga-. Encontramos que los hijos de madres que chuparon el chupete tenían niveles de IgE más bajos".
No obstante, el alergólogo Edward Zoratti, miembro de ACAAI y coautor del estudio, advierte de que se necesita más investigación, ya que no han determinado si la menor producción de IgE observada entre estos niños se mantendrá.
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