lunes, 10 de septiembre de 2018

Angioedema hereditario y adquirido: Heterogeneidad de la patogénesis y fenotipos clínicos


Introducción
El angioedema (AE) es una manifestación clínica frecuente caracterizado por edema de los tejidos cutáneo y subcutáneo, debido a reacciones vasculares de las capas más profundas de la piel y la membrana mucosa con aumento de la permeabilidad de los vasos sanguíneos.  El AE a menudo se asocia con urticaria en el llamado síndrome urticaria AE: esta asociación es importante en un entorno clínico, ya que a menudo es causada por reacciones alérgicas o no alérgicas.
La presentación recurrente del AE sin urticaria significativa debe diagnosticarse como una enfermedad distinta. Cualquiera que sea el mecanismo que determina al AE, el evento fisiopatológico básico es una vasodilatación rápida asociada con aumento de la permeabilidad vascular en el dermis profunda y vasos submucosos debido a la liberación local de mediadores vasoactivos. Los mediadores pueden liberarse por células inflamatorias residentes en el tejido, por ejemplo, mastocitos, o reclutarse de la sangre, por ejemplo, basófilos y eosinófilos. De manera alternativa, los mediadores vasoactivos pueden generarse por la activación de componentes de plasma tales como el sistema de contacto, por ejemplo, bradicinina (BC), o la cascada de complemento, por ejemplo, anafilotoxinas C3 y C4. La histamina y la BC son los mediadores vasoactivos mejor estudiados del AE, pero otras moléculas que contribuyen a AE se buscan en la actualidad.
Las posibles causas de AE sin ronchas son más bien heterogéneas, que van desde condiciones hereditarias o adquiridas a la exposición a medicamentos. El enfoque de diagnóstico correcto,
que conduce a la identificación del subtipo de EA es un paso fundamental para planificar el tratamiento o profilaxis más apropiados en estos pacientes.
Clasificación de AE
La clasificación actual de AE sin urticaria, publicado de manera reciente por Cicardi et al., distingue 2 principales formas de AE hereditario (AEH) y AE adquirido (AEA;). Se describen tres tipos de AEH y 4 tipos de AEA como entidades separadas.
AE hereditario
El AEH es una enfermedad autosómica dominante rara, que resulta en ataques recurrentes de edema agudo potencialmente mortal que ocurren en miembros de la misma familia. Sin embargo, algunos casos de AEH se desarrollan como resultado de un mutación de novo. Esta característica es muy importante para el clínico ya que el diagnóstico de AEH no debe excluirse en pacientes sin antecedentes familiares de AE.
En la mayoría de los pacientes con AEH, hay mutaciones en el gen del inhibidor de C1 (SERPING1), que da como resultado disminución de la síntesis de C1-INH normal (tipo AEH-C1-INH-I) o expresión de C1-INH no funcional (AEH-C1-INH-II). Sin embargo, las mutaciones en el gen que codifica para el factor de coagulación XII (FXII) se identificaron en un subconjunto de pacientes que presentan episodios familiares recurrentes de AE, pero sin anomalías en los parámetros del complemento y ninguna mutación en el gen SERPING1 (AEH-FXII). De manera reciente, una nueva mutación en el gen angiopoyetina-1 se asoció con AEH. Sin embargo, en muchas familias claramente con AEH, no se identificó ninguna mutación genética hasta ahora y esta variante se define en la actualidad como AEH desconocido. (AEH-D).
AE adquirido
La forma más frecuente de AEA es la inducida por medicamentos. Los inhibidores de la ECA (IECA) son los medicamentos que de manera más común causan AE sin urticaria. Este tipo de AEA se relaciona con la inhibición de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), una enzima involucrada en la descomposición de BC en péptidos inactivos.
El AEA-IECA debe considerarse un efecto secundario de esta clase de medicamentos y puede presentarse en cualquier momento ‒ semanas o incluso años ‒ después del inicio del tratamiento. El retiro de IECA no siempre se asocia con la regresión inmediata de episodios de AE. Si el AE no desaparece en unos pocos meses después de dejar el IECA debería considerarse un diagnóstico alternativo.
La deficiencia adquirida de C1 inhibidor (AEA-C1-INH) es una condición muy rara en la que la reducción de C1-INH en algunos casos se vincula a enfermedades autoinmunes o linfoproliferativas. Una GMSI (gammapatía monoclonal de significado indeterminado) se asocia con frecuencia con AEA. Su patogenia se relaciona con el consumo de C1-INH por los tejidos linfáticos neoplásicos y/o la formación de autoanticuerpos neutralizantes inhibidores de C1. De manera interesante, el primer ataque de AE a menudo precede por varios años a la aparición de la enfermedad hematológica.
En un grupo grande de pacientes, la causa de AE recurrente sigue sin estar claro (AE idiopática). Por lo tanto, están clasificados como histaminérgico (AEA-IH) o no histaminérgico (AEA-nIH) de acuerdo con la mejora de los síntomas en respuesta al tratamiento continuo con antihistamínicos.
Mientras que se sugiere un papel de los mediadores derivados de mastocitos y basófilos en el AEA-IH, la BC y posiblemente en otros mediadores vasoactivos deben considerarse en la patogenia del AEA-nIH.
La clasificación actual de AE tiene varias limitaciones, sobre todo porque muchos casos no encajan por completo en esta clasificación. El problema principal se refiere al AEA-nIH porque los aspectos patogénicos de esta condición persisten poco claros. Hay una fuerte evidencia de que esta forma de AE es heterogénea y probablemente comprende variantes de AE con diferentes mecanismos patogénicos. La falta de respuesta a la profilaxis con antihistamínicos parece apoyar el papel de los mediadores derivados de células diferentes a los mastocitos como la BC. No obstante, la respuesta positiva para el tratamiento con anti-IgE (omalizumab) sugiere un papel primario de los mastocitos en un subgrupo de pacientes con AEA-nIH.
Una revisión de la clasificación del HAWK (Grupo de Trabajo Internacional de Angioedema Hereditario) se propuso por Prieto-García et al, para tratar de definir un enfoque más claro hacia el grupo idiopático. La hipótesis es que el AE idiopático debe considerarse un grupo heterogéneo y, en consecuencia, la clasificación debe incluir 2 o más subcategorías basadas en la respuesta a tratamientos específicos.
Otra clasificación centrada en los mecanismos fisiopatológicos de AE se propuso por Giavina-Bianchi et al. Esta clasificación se basó en la identificación de 2 grupos principales, en los que el AE está mediado por mastocitos y la desgranulación de basófilos o por la producción de BC, de manera respectiva. Sin embargo, esta clasificación, basada en un dualismo patogénico rígido, aún hace que sea difícil categorizar ciertas formas de AE idiopático.
Fisiopatología del AE
Se identificaron dos principales mecanismos moleculares que conducen al AE: (1) una vía “alérgica” vinculada a la activación de mastocitos y/o basófilos, que resulta en liberación de histamina y otros mediadores, como los leucotrienos, las prostaglandinas y el factor activador de plaquetas, y (2) una vía “no alérgica” que conduce a la generación de BC. Sin embargo, estas 2 vías pueden interactuar bajo ciertas circunstancias desde la activación del sistema de contacto y la generación de BC puede inducirse por mediadores derivados de células como la heparina tanto in vitro como in vivo. Estos hallazgos sugieren un vínculo entre las vías del AE “alérgica” y “no alérgica”, pero son necesarios más estudios para confirmar esta hipótesis.
El C1-IHN es el principal inhibidor de los componentes del sistema de contacto y un mal control del proceso de activación local de este sistema se cree que conduce a la formación de BC. El sistema de contacto consiste en las proteínas FXII, precalicreína, cininógeno de alto peso molecular (HMWK), y Factor XI. La activación del sistema de contacto comienza con la activación de FXII, que de manera posterior escinde la precalicreína para generar calicreína. La calicreína tiene 2 sustratos: activa FXII adicional y libera BC de HMWK. La BC se considera esencial en la patogenia del AEH-C1-INH y representa el producto final del sistema de activación de contacto y el sistema calicreína-cinina.
La BC es un nonapéptido vasoactivo pequeño que actúa sobre 2 tipos de receptores presentes en las células endoteliales: B1R, un receptor inducible, y B2R, que se expresa de forma constitutiva en la superficie de las células. La BC se une al B2R y activa varias vías de transmisión de señales proinflamatorias que aumentan la permeabilidad vascular. La BC ejerce su efecto de permeabilización principalmente por medio de la fosforilación de VE-caderina, la proteína adhesiva transmembrana expresada en la superficie celular. Los niveles altos de BC son detectables en el plasma de pacientes con AEH debido a deficiencia de C1-INH durante los ataques. En plasma de pacientes con AEH, pero no en donantes normales, la BC también se puede generar de manera directa del complejo precalicreína-HMWK sin activación de calicreína mediada por FXIIa. El C1-INH estabiliza el complejo precalicreína-HMWK y previene la formación de BC.
La BC no es el único mediador vasoactivo que regula la permeabilidad y el tono vascular de los vasos pequeños. Otros mediadores vasoactivos, como endotelina-1, arginina vasopresina, adrenomodulina, factores crecimiento endotelial vascular (VEGF) y angiopoyetinas aumentan en pacientes con AEH-C1-INH.
Por otra parte, los niveles plasmáticos de VEGF y angiopoyetinas, que son moduladores de la permeabilidad vascular, demostrados estar elevados en pacientes con una frecuencia más alta de ataques incluso en la fase de forma clínica silenciosa entre ataques. Por lo tanto, se formuló la hipótesis de que los VEGF y las angiopoyetinas pueden inducir un estado de “precondicionamiento vascular” que puede predisponer a los ataques de AE
Las células endoteliales también emergen como participantes activos en el proceso de generación de BC. La observación de que los niveles de E-selectina soluble y eNOS en plasma aumentan en pacientes con AEH-C1-INH sugiere con fuerza que la activación de células endoteliales puede tener un papel en la patogénesis de los ataques. De manera interesante, las células endoteliales estimuladas por citocinas y liberación de estrógeno HSP-90 (proteína de choque térmico-90) que, a su vez, se activa de manera directa el complejo precalicreína-HMWK sin el requisito de FXII. Este es un mecanismo potencialmente importante para explicar la naturaleza focal de los ataques de AE.
De hecho, mientras que la observación de que el edema puede ocurrir en varios sitios durante un ataque de AE sugiere que la activación del sistema de contacto es el evento precipitante, la expresión clínica del AE que de forma típica se localiza sólo en sitios seleccionados necesita explicarse mediante un mecanismo local que genere BC en ubicaciones específicas. Además, la hipótesis patogénica actual no explica por qué ciertos órganos, como el pulmón, siempre se evitan por el AE mediado por BC.
El edema prolongado observada en los ataques de AEH no encajan bien con la desensibilización rápida observada con B2R, el receptor en realidad considerado responsable de mediar el ataque de AE. Zuraw y Christiansen de manera reciente propusieron que el B1R, el receptor inducible de la BC, puede tener un papel en el mantenimiento de los ataques. Este receptor se inducido de manera fácil por una variedad de estímulos inflamatorios, que incluyen la BC en sí misma, y se desensibilizado o disminuye su expresión de forma lenta. De manera interesante, la transmisión de señales del B1R ocurre de forma constitutiva, pero se incrementa de manera considerable por la unión del metabolito de la BC ligando des-Arg-Cinina. La participación del B1R en ataques agudos es una hipótesis atractiva que requiere mayor investigación.
El AE puede ser con frecuencia provocado por medicamentos usados para el tratamiento de enfermedades de alta prevalencia. La forma más característica es con los IECA, de forma clara debido a su interferencia con la degradación de la BC. Reportes recientes también muestran que una nueva clase de agentes antidiabéticos orales podría determinar AE. Los inhibidores de la dipeptidil peptidasa IV (DPP IV) (también llamados gliptinas) son medicamentos emergentes utilizados en el tratamiento de la diabetes tipo 2 que inhiben la degradación del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1), un factor que estimula la liberación de insulina desde los islotes pancreáticos. La DPP IV no es específica para el GLP-1, pero también desempeña un papel en la degradación de la BC. Se propuso que una reducción de la actividad de la DPP IV, ya sea genética o inducida por fármacos, puede ser un factor de riesgo para el AE. Un mayor progreso en la comprensión de los mecanismos descritos aquí debería proporcionar nuevos medios para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de todos los tipos de AE.
Características clínicas y fenotipos del AE
El AE recurrente se caracteriza de forma clínica por la apariencia de inflamación circunscrita, sin prurito ni eritema, en ocasiones dolorosa. Puede involucrar a uno o más sitios en el cuerpo, tanto cutáneos como mucosa (principalmente vías respiratorias superiores y el tracto gastrointestinal). El edema puede durar de algunas horas a varios días y desaparece sin ninguna secuela.
El espectro clínico de los ataques, como la edad de inicio, localización, frecuencia y gravedad, difiere entre los diferentes tipos de AE, pero a menudo se observa una gran variabilidad entre pacientes afectados por el mismo tipo de AE e incluso en el mismo paciente en relación con las diferentes etapas de la vida. De acuerdo con el mecanismo patogénico subyacente, el AE puede comenzar temprano o tarde en la vida, se puede localizar en un sitio predominante del cuerpo (lengua, cara, aparato respiratorio superior, tracto abdominal, piel) y puede ser esporádico o recurrente con un grado diferente de gravedad.
El AEH-C1-INH, tanto tipo I como tipo II, por lo general comienza dentro de la primera o segunda década de la vida. El edema puede afectar la piel, el tracto gastrointestinal y las vías respiratorias superiores, aunque algunos pacientes presentan ubicaciones periféricas (manos, pies, cara, labios, etc.) o mucosas (intestinal, laríngeo) de manera predominante. Este tipo de AE puede ser precedido por náuseas, malestar, fatiga y eritema marginal. El desarrollo del edema es lento (horas) y la remisión espontánea completa ocurre en 72-96 horas. En muchos pacientes, en especial en niños, un ataque puede inducirse por un trauma local que puede ser mecánico, físico, o asociado con procedimientos diagnósticos o quirúrgicos. En estos casos, la ubicación suele, aunque no siempre, restringirse al sitio del trauma. Los pacientes también pueden presentar una variabilidad significativa en la frecuencia de los ataques con el tiempo, no siempre referibles a factores identificables. Además, la frecuencia o la gravedad de los ataques puede empeorar por el estrés, la terapia con estrógenos o las fluctuaciones hormonales, el tratamiento con IECA, y por infecciones agudas o crónicas. Hasta la fecha, se identificaron más de 450 mutaciones del gen C1-INH (SERPING1).
Una posible correlación genotipo-fenotipo se sugirió, pero hasta ahora no hay mutaciones relacionadas de manera estricta con el fenotipo clínico del AEH. Incluso dentro de la misma familia, sin embargo, los pacientes pueden presentar un curso clínico diferente en términos del sitio de participación, y el número y la gravedad de los ataques. Por último, algunos pacientes pueden estar asintomáticos durante toda la vida, incluso cuando se exponen a desencadenantes potenciales. Estos datos y las diferencias geográficas reportadas en Europa con respecto a algunas manifestaciones clínicas del AE (por ejemplo, enfermedad de inicio tardío en pacientes rumanos, menor frecuencia de ataques abdominales en pacientes húngaros, mayor uso de tratamiento profiláctico a largo plazo en pacientes griegos) sugieren que los factores ambientales podrían afectar la variedad de expresión de las mutaciones de SERPING1. También es posible que los polimorfismos en el receptor de la BC, las proteínas del sistema de contacto, o la variación en la formación o el metabolismo de la cinina pudieran tener un papel en la variabilidad de la expresión fenotípica del AEH.
El AEH con el inhibidor de C1 normal puede vincularse a mutaciones específicas en el gen FXII de la coagulación (FXIIAEH) o mutaciones en genes que aún son desconocidos. Es frecuente en las mujeres y se caracteriza por una edad de inicio más tardía (20-30 años) y menos ataques/intervalos más largos libres de ataque en comparación con AEH-C1-INH. El edema afecta principalmente la cara, los labios, la lengua y las vías respiratorias superiores; los ataques en varios sitios son raros. Los estrógenos y el embarazo con frecuencia exacerban la enfermedad.
El AEA-IECA es un tipo adquirido de AE, prevalente en mujeres, negros y fumadores. Por lo general afecta la lengua. La latencia entre comenzar la terapia con IECA y el inicio del edema es muy variable; en 50% de los casos ocurre dentro del primer mes de terapia, aunque un inicio retrasado se describe a menudo. La recurrencia del AE después de parar el IECA debe conducir a la reconsideración del diagnóstico inicial y la búsqueda de otras formas de AE.
La aparición del AEA-C1-NIH suele ser tardía (> 40 años) y a menudo se relaciona con enfermedades subyacentes (enfermedades linfoproliferativas, tumores malignos, anticuerpos inhibidores de C1). Los ataques afectan principalmente a la cara, las vías respiratorias superiores y abdomen, y la frecuencia de los ataques es impredecible La tasa de ataques por lo general se reduce por el tratamiento de la enfermedad subyacente.
Los tipos adquiridos de AE de causas desconocidas pueden clasificarse en histaminérgico y no histaminérgico, según la respuesta clínica a la terapia crónica con antihistamínicos. A veces es difícil distinguir entre estos 2 tipos de AE, principalmente cuando las características clínicas (tiempo, respuesta al tratamiento, rareza de los ataques) no pueden ayudar en la evaluación de la respuesta clínica a los antihistamínicos.
Por lo tanto, aunque algunas características (familiaridad, sitio, tiempo, empeoramiento por IECA, estrógeno o embarazo, enfermedades subyacentes, respuesta a esteroides y antihistamínicos) pueden guiar el diagnóstico, la heterogeneidad clínica, que no siempre es predecible, puede conducir a un retraso en el diagnóstico y afectar el manejo terapéutico. El tratamiento y la profilaxis de las diversas formas de AE se actualizaron de manera reciente y se describen en excelentes revisiones.
Diagnóstico
Una evaluación de diagnóstico y un diagnóstico diferencial apropiado son cruciales en una enfermedad con un fenotipo clínico tan heterogéneo. Una evaluación clínica correcta requiere un historial médico detallado y cuidadoso; las pistas clínicas para el diagnóstico potencial se enumeran en la Tabla 1. Un algoritmo de diagnóstico propuesto para pacientes con AE sin urticaria se muestra en la Figura 2.
En pacientes con ataques recurrentes de AE, la velocidad de aparición y la resolución de los síntomas podría ayudar en el diferencial diagnóstico. El AE mediado por mastocitos en general aparece muy rápido, y ocurre en minutos o algunas horas después de la exposición a un alérgeno y se resuelve rápido con tratamiento. El AE histaminérgico idiopático dura aproximadamente 8-24 horas si no se trata. Por el contrario, el inicio clínico del AE inducido por BC y/u otros péptidos vasoactivos tarda varias horas en llegar a la máxima intensidad y mejora en horas o días.
Los sitios involucrados durante los ataques de AE también son muy importantes, ya que un historial de edema periférico y dolor abdominal recurrente debe alertar al clínico para la posibilidad de AEH-C1-INH o AEA-C1-INH. La ubicación preferencial del AE en la cara, la boca, la lengua, la úvula, y las vías aéreas superiores es sugestiva en particular de AEA-IECA o AEH con C1-INH normal.
El trauma, las infecciones y el estrés emocional son los factores desencadenantes más comunes. De manera interesante, la relación con estrógenos, ya sean exógenos o endógenos, es típica de ataques de AEH, sobre todo en pacientes con AEH-FXII.
Los antecedentes familiares están presentes en la mayoría de los pacientes con AEH-C1- INH, apoyado por el inicio en la primera o segunda década, aunque alrededor de 25% de los pacientes diagnosticados se consideran casos esporádicos. En el diagnóstico de AEH con C1-INH normal (AEH-FXII o AEH-D), la historia de un familiar positivo es un elemento clave. Sin embargo, en el AEH-FXII se estima que 3.4-30% de los casos carecen de historia familiar, principalmente debido a una penetración incompleta de la herencia.
Además, se debe prestar atención al historial de medicamentos; no sólo en IECA, bloqueadores del receptor de angiotensina, ASA y otros AINE, sino también las terapias orales para reducir el nivel de glucosa (como las gliptinas) que de forma ocasional pueden precipitar el AE. De manera reciente, el nuevo medicamento (sacubitril) que es un inhibidor de la neprilisina se introdujo en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca de moderada a grave, y parece mejorar la tasa de ataques de AE cuando se asoció con valsartan.
Además, es útil que se investiguen otras enfermedades relacionadas, como enfermedades autoinmunes o linfoproliferativas, que pueden sugerir un AEA-C1-INH. La respuesta a los tratamientos es crucial en el enfoque diagnóstico, al tener en cuenta que la falta de respuesta a la epinefrina, los antihistamínicos o los corticoesteroides es típica del AE mediado por BC.
Elucidar la causa de AE también involucra un prueba de laboratorio. Si se sospecha AE mediado por mastocitos, los expertos sugieren emplear las pautas para diagnóstico de urticaria. Por el contrario, en cualquier paciente con sospecha de AE mediado por BC, deben determinarse los factores del complemento. La evaluación de primera línea para el AEH-C1-INH, de hecho, debe realizarse con la determinación de las concentraciones de C4, que están bajas en aproximadamente 96% de casos.  Sin embargo, se reportan pacientes afectados con C4 normal y, si la sospecha clínica es alta, debe solicitarse de forma simultánea las concentraciones cuantitativa y funcional de C1-INH.
Las determinaciones C1-INH y C4 no están disponibles en todos los hospitales de forma rutinaria, por lo que los resultados se obtienen de forma usual unos días o semanas después. De manera reciente, Bork y Witzke mostraron que un tiempo parcial acortado de tromboplastina (TTP) activada puede ayudar a diagnosticar AEH-C1-INH y AEA-C1-INH cuando otras pruebas no están disponibles. El TTP es una prueba de detección de rutina y fácil para las vías “intrínseca” y “común” de la coagulación de la sangre.
Sin embargo, un diagnóstico correcto de AEH-C1-INH todavía debe basarse en 2 lecturas, separadas por 1-3 meses, de niveles bajos de C4, niveles de C1-INH en plasma por debajo de 50% de los valores normales, o C1-INH funcional reducido. La última medida no se realiza de forma rutinaria en la mayoría de los laboratorios de los hospitales y ésta es probablemente la razón principal por la cual el AEH-C1-INH tipo II tiene un diagnóstico más retrasado que el tipo I en Europa.
Las pruebas de genes del C1-INH deben realizarse para confirmar el diagnóstico de AEH-C1-INH en caso de incertidumbre, aunque las mutaciones se pueden identificar en aproximadamente 95% de casos. Un estudio publicado de manera reciente reportó que los niveles plasmáticos de C1-INH tienen una muy buena correlación con el análisis genético, también en niños menores de 1 año, por lo que no es necesario buscar mutaciones SERPING1 para diagnosticar AEH-C1-INH en recién nacidos. La genotipificación de F12 es, de hecho, obligatoria en la sospecha de AEH con C1-INH normal.
Alrededor de 70% de los pacientes con AEA-C1-INH muestran niveles bajos de C1q, debido a la activación de la vía clásica del complemento. Estos pacientes necesitan una prueba cuidadosa para descartar enfermedades linfoproliferativas subyacentes y GMSI. El papel de las pruebas de anticuerpos inhibidores de C1 en el diagnóstico del AEA también es importante, al estar presente en la mayoría de los pacientes con AEA-C1-INH.
Además del diagnóstico correcto de AE, una pregunta abierta es la identificación de biomarcadores específicos de la enfermedad que podrían reflejar la actividad de la enfermedad. Las fuentes más prometedoras de biomarcadores adecuados parecen ser los componentes del sistema plasmático de contacto, relacionado con células endoteliales y factores inflamatorios. En la actualidad, los niveles plasmáticos de HMWK escindido, los niveles de VEGF y las angiopoyetinas tienen se asocian con la gravedad de la enfermedad. Se sugirió, de hecho, que algunos polimorfismos/mutaciones de genes posiblemente relacionados con el AE, tales como el receptor B2R de la BC, FXII, MBL2, neprilisina y aminopeptidasa P, también podrían asociarse con la gravedad de la enfermedad. Otros biomarcadores potenciales se revisaron de manera reciente por Farkas et al. Sin embargo, la rareza de la enfermedad y su complejidad hacen que sea difícil encontrar un biomarcador que sea en realidad útil en la práctica clínica.
Por último, el diagnóstico diferencial debe ser consciente de las enfermedades raras que pueden presentarse con síntomas que imitan al AE, como:
- Síndrome de Gleich, un subtipo de síndrome hipereosinofílico
- Síndrome de NERDS, caracterizado por la asociación de nódulos sinoviales, eosinofilia, reumatismo, dermatitis, e edema.
- Síndrome de Clarkson o síndrome de fuga capilar idiopática, caracterizado por una extravasación rápida de plasma, que a veces pone en peligro la vida.
Además, varios trastornos pueden manifestarse con edema subcutáneo o submucoso que puede confundirse con el AE, como el síndrome de Melkersson-Rosenthal, celulitis facial, enfermedad de Crohn, síndrome de vena cava superior, amiloidosis sistémica, fascitis eosinofílica, e infecciones.
La importancia de un diagnóstico correcto para usar el tratamiento correcto
La rareza del AEH significa que esta condición es con frecuencia mal diagnosticada, lo que resulta en un retraso diagnóstico promedio de 8 a 16 años de acuerdo con los diferentes países. El diagnóstico de AEH puede ser difícil, en especial si la historia familiar es silenciosa o en pacientes que sólo muestran molestias gastrointestinales sin localización cutánea. Una encuesta reciente mostró que dos tercios de los pacientes afectados por AEH recibieron un diagnóstico erróneo, donde los más frecuentes fueron reacciones alérgicas y apendicitis. A veces los síntomas abdominales, como calambres o dolor extremo con o sin náuseas/vómitos o diarrea, pueden diagnosticarse de forma errónea con varias condiciones abdominales. Esto puede resultar en intervenciones quirúrgicas innecesarias, como la apendicectomía.
Algunos pacientes pueden experimentar dolor torácico/disnea o disfagia: estos pueden ser mal diagnosticados como ataque de pánico o trastornos del habla. Más rara vez (en aproximadamente 5%), algunos pacientes podrían sufrir dolores de cabeza, convulsiones y alteraciones de la visión cuando el cerebro se involucra, o retención urinaria debido al AE de la mucosa uretral. Mientras los pacientes buscan un diagnóstico correcto de AEH, puede ocurrir un ataque que amenace la vida: se demostró que la mortalidad por asfixia es mayor en pacientes no diagnosticados con AEH-C1-INH que en pacientes con diagnóstico de AEH-C1-INH. Además, el promedio de vida de pacientes asfixiados con AEH-C1-INH no diagnosticado es más corto que los pacientes con C1-INH no diagnosticado que murieron por otras causas. Esta observación subraya la necesidad de identificar a estos pacientes de forma más rápida para prevenir un ataque fatal. Cuando se reconoce el AE, es beneficioso para comenzar la terapia correcta para evitar un tratamiento inútil o perjudicial, por ejemplo, corticoesteroides o epinefrina en las formas mediadas por BC.
Necesidades insatisfechas y direcciones futuras
Se lograron mejoras importantes en el diagnóstico y el tratamiento de AE recurrente. Un nuevo ensayo para el diagnóstico de AEH tipos I y II basado en la inhibición de las enzimas formadoras de BC se propuso de manera reciente. Parece funcionar mejor que los dos ensayos utilizados de forma común ELISA y el ensayo cromogénico.
Varios medicamentos nuevos para la profilaxis y el tratamiento de los ataques agudos de AE ahora están disponibles, en especial para formas hereditarias debidas a la deficiencia de C1-INH. Estudios clínicos y experimentales in vivo contribuyeron a descubrir varios mecanismos que pueden ser responsables del desarrollo de AE, incluidas nuevas vías que conducen a una activación descontrolada de FXII, mediadores novedosos que desregulan funciones de las células endoteliales, y la interferencia bidireccional entre los mastocitos y el sistema de contacto. A pesar de estos avances en la comprensión del AE, muchos preguntas aún permanecen sin resolver, lo que deja a los pacientes con varios necesidades no satisfechas.
El AE aislado recurrente se puede vincular a múltiples causas, e, incluso en el mismo tipo, puede mostrar fenotipos distintos. La frecuencia, la gravedad y la ubicación de los ataques difieren de manera profunda de paciente a paciente y en el mismo paciente durante diferentes períodos de la vida. Por lo tanto, el desarrollo de un fenotipo específico influye en la carga de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes. Comprender mejor los desencadenantes reales de los ataques de AE ayudará a explicar por qué se desarrollan sólo en ciertos momentos y en lugares específicos.
Esta información será útil para diseñar nuevos agentes que puedan ser utilizado para la profilaxis efectiva de las diferentes formas de AE. Se necesita más investigación para identificar biomarcadores en orden de distinguir el tipo de enfermedad y predecir la gravedad de la enfermedad. Es evidente la necesidad de identificar los parámetros clínicos y de laboratorio que permitan un reconocimiento temprano de los ataques agudos, que es obligatorio para la implementación de tratamientos rápidos y efectivos. Un mejor conocimiento de la patogenia del AE puede conducir a pacientes con diferentes fenotipos para recibir un diagnóstico correcto y el tratamiento más apropiado dentro de un período de tiempo más corto.

Hereditary and Acquired Angioedema: Heterogeneity of Pathogenesis and Clinical Phenotypes


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Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. Med. Sandra Nora González Díaz         Jefe y Profesor
Dra. Bárbara Elizondo Villarreal                   Profesor
Dr. Rogelio Guzmán Cotaya                        Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann                 Profesor

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