viernes, 6 de abril de 2018

Me han diagnosticado alergia a los gatos, ¿tengo que deshacerme de él?

El 26% de los europeos sufre reacciones alérgicas a estos animales. 

Estornudos, mocos, picor en la nariz y en los ojos. No es la primavera y eso ya lo sabe porque le ocurre en todas las estaciones. Además, los síntomas empeoran cuando está en casa. Sobre todo, cuando cierto minino con el que comparte piso se restriega entre sus piernas. Malas noticias: es probable que tenga alergia a su gato. Y sí, le ha empezado ahora, después de años conviviendo con él, porque las alergias son así, aparecen de un momento a otro. Lo primero que debe hacer es acudir a un alergólogo.
Cada vez que está en contacto con su gato, aunque no sea directo, su cuerpo reacciona. Esto ocurre porque confunde determinadas sustancias, generalmente inofensivas, con virus, bacterias y otros elementos invasores que provocan enfermedades. En el caso de su gato, a diferencia de lo que ser suele creer, no es el pelo lo que le da alergia.

La responsable es una proteína llamada Fel D1, que se segrega principalmente a través de la piel y también está presente en la saliva, en la orina, en las glándulas sebáceas, en las glándulas sudoríparas y en el fluido lagrimal del felino. Lo que ocurre es que muchos de los fluídos que contienen la proteína están en contacto con el pelo —como la saliva— y se quedan pegadas. Si se exponen a unas toxinas bacterianas ambientales presentes en todas partes, los lipopolisacáridos (LPS), se activa un receptor de patógenos de nuestro sistema inmunológico —el TLR4— y se estimula la respuesta inflamatoria exacerbada, concluye una investigación de la Universidad de Cambridge.

Distintas formas de expresarse y distintos grados de gravedad

En Europa, un total de un 26% de la población tiene alergia a los gatos, señala un estudio publicado por la revista de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI). Esto, explica el jefe del servicio de alergología del Hospital Universitario de Salamanca y líder de este estudio, el doctor Ignacio Dávila, se traduce en dos enfermedades: una rinitis, normalmente asociada a una conjuntivitis, y asma. Y sus síntomas, además, "se suelen convertir en crónicos en aquellas personas que conviven con el felino".
Pero no todos lo sufren de la misma forma. "Hay distintos tipos de gravedad", afirma Dávila. Cuando los síntomas duran menos de cuatro semanas seguidas y ocurren menos de cuatro días a la semana, se considera intermitente. Si sobrepasan estas medidas, entonces es persistente. "Es muy difícil ser alérgico al gato y no presentar síntomas", matiza el experto y añade que "no está claro cómo reducir la exposición".

No es alérgico solo a un gato

Lo más efectivo es evitar tener animal, opina Dávila. Además, si se es alérgico a un gato, se es a todos. Aunque puede haber algunos con los que los síntomas no se manifiesten de la misma forma. Esto ocurre porque hay razas que segregan menores cantidades de Fel D1 y algunas pueden ser casi imperceptibles para personas con una alergia leve, todos ellos tienen otra serie de proteínas, que aunque son menos responsables de las alergias humanas, también pueden provocarlas.
En cualquier caso, si ya ser tiene un gato, el experto recomienda una serie de pautas médicas e higiénicas que pueden ser de utilidad para poder seguir viviendo con él e intentar mantener las alergias a raya:
– Aunque su gato odie el agua, lávelo con regularidad (al menos dos veces a la semana) para reducir las concentraciones de la proteína, así como otros alérgenos como el polen o el polvo, que ser acumulan en su pelo.
– Evite que su gato colonice su dormitorio, aunque le encante acurrucarse entre las sábanas.
– Use purificadores de aire con filtros HEPA como una medida efectiva para disminuir la exposición al epitelio animal y pase la aspiradora regularmente.
– Utilice almohadas, fundas, sábanas, edredones y colchones con un tamaño medio de poro igual o inferior a 6 lm para que no se conviertan en depósitos de las partículas del gato.
Aunque el gato le empiece a odiar, lávelo  al menos  dos veces por semana
– Pruebe el uso de lociones tópicasque encapsulan los alérgenos, bajo recomendación de un especialista.
Visite a su alergólogo. El experto explica que hay tratamientos que reducen los síntomas —como antihistamínicos, corticoides nasales o inhalados y broncodilatadores— y también otros de inmunoterapia específica dirigida a reducir la sintomatología más a largo plazo y producir tolerancia al animal, aunque no siempre es efectiva.
Dávila añade que "si los síntomas son tan intensos que afectan a la calidad de vida, si evolucionan de una rinitis a un asma o si la alergia se vuelve tan grave que pone en riesgo su vida" será el momento de pensar en buscar otro hogar para el gato.


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