viernes, 2 de junio de 2017

Los alérgicos graves se multiplican y 80 requieren hospitalización cada año

Los fallecidos por un choque alérgico son muy escasos y según el SAS sólo ha habido un caso en cinco años a causa de una reacción a medicamentos.
Las reacciones alérgicas graves están aumentando, especialmente en niños y jóvenes. Los ingresos hospitalarios por este motivo se han multiplicado por siete en los últimos diez años, según la academia europea en la materia. En Granada, en concreto, se han registrado 461 hospitalizaciones por asma alérgica y rinitis por polen en los últimos seis años, eso supone unas 80 personas ingresadas anualmente por esa causa y una tendencia al alza con respecto a décadas anteriores.
Según María José Rojas Vílchez, especialista del Clínico y secretaria de Alergosur, sociedad andaluza de alergología, la rinitis y el asma afectan a entre el 10 y el 25% de la población (de 91.000 a 228.000 granadinos). Sólo en los hospitales San Cecilio y Virgen de las Nieves de Granada se atiende a 3.000 niños con alergias y asma infantil cada año.

A muchos ciudadanos, cuentan los expertos, les está «debutando» la alergia por primera vez. «Cada vez se diagnostica más patología de este tipo en nuestra provincia y en las cercanas. La contaminación y la producción olivarera tan intensiva con altas concentraciones de polen influyen en ello», abunda la pediatra Ana Martínez Cañavate, del Materno.
Un 'shock' se puede prevenir
Las reacciones al polen son las más frecuentes y algunas de ellas acaban en el hospital con complicaciones, pero las reacciones alérgicas más graves (con riesgo de muerte) se dan en intolerancias a los alimentos, a los medicamentos y a las picaduras de avispas o abejas, explica María José Rojas Vílchez, de Alergosur. Según el SAS, desde 2010 a 2015 (últimos datos disponibles) sólo ha habido un fallecido en Granada por choque alérgico y fue por un fármaco, en 2011. «Los antibióticos, las penicilinas y sus derivados son los que causan más problemas en la población adulta», apostilla la doctora Rojas. Ella –en 20 años de profesión– no ha presenciado nunca una muerte por choque alérgico.
Las consecuencias más graves de un ‘shock’ se pueden prevenir y precisamente por eso se convierten en noticia casos como el del niño madrileño de seis años que murió en 2014 tras comer un yogurt de soja en una granja escuela, pese a que tenía diagnosticada una intolerancia a la proteína de vaca.
Generalmente, los afectados por una alergia severa saben que lo son y tras acudir al especialista están entrenados para evitar los alérgenos o para tratarse de un brote mediante antihistamínicos, corticoides, inhaladores y adrenalina si llega el caso. «Los adiestramos para que se los autoadministren antes de llegar a urgencias si les hiciera falta», abunda la doctora María José Rojas.
Pese a todo, unas 113 personas por cada 100.000 habitantes – alrededor de 950 granadinos– sufren al año una anafilaxia, esto es, una reacción alérgica grave, multisistémica (dos o más órganos afectados) que se inicia y progresa rápidamente. El Hospital Fundación Alcorcón (Madrid) apunta también a un aumento del 50% de los casos entre 2005 y 2011. La mortalidad se sitúa entre el 0,05 y el 2% del total de reacciones graves. Si bien son tasas bajas, «hay que tener en cuenta que son muertes evitables», explica Ángel Sánchez, presidente de la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex. Para impedirlas es imprescindible un diagnóstico adecuado con las medidas de prevención necesarias y el reconocimiento y tratamiento precoz de los síntomas de alarma.

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