Las personas que llevaban una variante genética vinculada con un mayor riesgo de desarrollar asma presentaban más probabilidades de tener una expresión más variable de la proteína CD38 entre un subtipo de células T.
Las distintas células del cuerpo humano difieren mucho en estructura y función, pero la variación existe incluso entre las células de un mismo tipo. Una nueva investigación de expertos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) sugiere que la magnitud de esas diferencias en los linfocitos T, o células T, puede indicar la edad de un individuo y la predisposición genética a la enfermedad.
Aprender más acerca de la variación de la expresión célula a célula, o CEV, puede iluminar aún más cómo funciona el sistema inmunológico y servir como herramienta de diagnóstico para poder implementar la medicina personalizada según los investigadores, dirigidos por John S. Tsang, del Laboratorio de Biología de Sistemas del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas.
En este primer análisis en humanos, Tsang, el biólogo computacional Yong Lu y el resto de investigadores usaron datos de un estudio previo en el cual se recogieron muestras de sangre de una cohorte sana y no relacionada de individuos en una visita inicial, una semana más tarde y a los dos meses. Los científicos analizaron diferentes subtipos de células T en estas muestras mediante la cuantificación de la expresión de proteínas en células individuales.
Un posible marcador personal
Aunque la identificación de las proteínas de la superficie celular es un método estándar para categorizar las células T, el equipo de NIH también cuantificó la variación entre células de los niveles de proteína y comparó cómo cambiaban las diferencias entre individuos y en una sola persona a lo largo del tiempo.
Aunque el grado de variación entre células para muchas combinaciones de proteínas y células se mantuvo relativamente constante en los individuos durante el periodo de observación de dos meses, la magnitud de la variación parecía diferir entre los individuos y podría servir como un marcador personal único.
Además, ciertas variaciones se asociaron con la edad y portadores de genes relacionados con la enfermedad. Por ejemplo, los individuos que llevaban una variante genética vinculada con un mayor riesgo de desarrollar asma presentaban más probabilidades de tener una expresión más variable de una proteína específica llamada CD38 entre un subtipo de células T.
El equipo de investigadores de este trabajo planea utilizar el marco que desarrollaron para ayudar a identificar potenciales biomarcadores CEV para enfermedades autoinmunes y otros problemas de salud.
Fuente: http://www.gacetamedica.com/
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