Si hoy pensamos en estar comunicados de forma instantánea con muchas personas que están en diferentes lugares, la aplicación móvil WhatsApp seguramente venga a nuestra mente. Esta herramienta está tan presente en el día a día que llegó hasta el mundo de la salud como una alternativa para que los médicos se hagan interconsultas en vivo.
Un cardiólogo argentino, que estaba de guardia en un hospital en Suecia, recibió a un paciente de 70 años que acababa de ser operado del corazón hacía minutos, y que comenzó a desarrollar una arritmia de extrema gravedad, con riesgo cierto e inminente de muerte. Había que actuar de inmediato. El límite entre la vida y la muerte era muy delgado.
Ante la duda de cómo sería la mejor forma de proceder, el médico acudió a su smartphone. Pero no para googlear, sino para compartir lo que estaba sucediendo con el grupo de colegas de diferentes partes del mundo que tenía en su WhatsApp.
El grupo había sido creado el día anterior y ya tenía 48 integrantes. Número suficiente como para empezar a enviarle preguntas, sugerencias de tratamiento, opiniones acerca del caso, a partir de su relato y una foto del electrocardiograma del paciente.
Así, el intercambio profesional empezó a fluir. Más fotos, videos de los estudios que iba haciendo, datos de laboratorio, estado del paciente, consejos, mensajes de voz empezaron a ir y venir a través de los diferentes celulares. La dinámica podría compararse a una "Junta Médica Internacional", aunque de forma virtual.
Finalmente, el paciente pudo superar el difícil trance de su gravísima arritmia, y su caso se continuó discutiendo en el grupo todo el tiempo que duró su internación.
El doctor Mario Heñin, médico cardiólogo chaqueño y testigo de este caso, asegura que es muy útil “incorporar a la rutina científica de los médicos (en este caso cardiólogos) las diversas herramientas que ofrece hoy la comunicación y que ayudan no sólo a ellos sino, por supuesto, a los pacientes”.
“Cada vez son más las organizaciones médicas que promueven el uso de estas herramientas para contribuir a mejorar la calidad de la atención cardiológica”, indica. Y no se refiere sólo al uso del WhatsApp, sino también del Facebook, Hangouts, Twitter, Skype, Telegram, entre otras.
La inmediatez y las barreras geográficas siguen siendo superadas gracias a estas herramientas con el único fin de ponerse al servicio de la sociedad.
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