Los pediatras tradicionalmente han aconsejado a los padres que retrasen la introducción de los alimentos más alergénicos en la dieta de sus hijos. En los últimos tiempos se vislumbra un giro hacia el extremo opuesto: adelantar el consumo de esos productos. La razón reside en las evidencias crecientes de que esa estrategia podría atajar desde la raíz las alergias alimentarias. Un nuevo artículo, publicado en Journal of the American Medical Association (JAMA) la semana pasada, afianza un poco más ese cambio de rumbo.
Se trata de una revisión sistemática coordinada por Robert Boyle, del Imperial College de Londres, en la que se evalúan los resultados de 146 estudios que abordaron los efectos de dar a los bebés alimentos alergénicos. Los resultados muestran que introducir el huevo entre los cuatro y los seis meses de edad puede reducir un 40 por ciento el riesgo de desarrollar alergia a este alimento y que la introducción del cacahuete entre los cuatro y los 11 meses puede disminuir el riesgo de alergia a esta legumbre hasta un 70 por ciento.
CAMBIO LENTO
Sin embargo, esos porcentajes de éxito se extraen de pocos estudios y los investigadores no encontraron suficientes evidencias que avalasen la ingestión temprana de otros alimentos potencialmente alergénicos, como la leche, el pescado, los frutos secos y el trigo. Además, aclaran que en su análisis no evaluaron ni la seguridad ni el número de bebés que sufrieron reacciones alérgicas por esa ingestión precoz.
Sin embargo, esos porcentajes de éxito se extraen de pocos estudios y los investigadores no encontraron suficientes evidencias que avalasen la ingestión temprana de otros alimentos potencialmente alergénicos, como la leche, el pescado, los frutos secos y el trigo. Además, aclaran que en su análisis no evaluaron ni la seguridad ni el número de bebés que sufrieron reacciones alérgicas por esa ingestión precoz.
Por lo tanto, sería demasiado temerario afirmar en este punto que la prevención primaria de las alergias alimentarias está al alcance de la mano. Lo que sí se puede decir a estas alturas es que se está produciendo una evolución.
Víctor Matheu, de la Unidad de Alergología-Norte del Hospital del Tórax, en Ofra (Santa Cruz de Tenerife), apunta que "la tendencia actual en España es la de intentar adelantar los tiempos de introducción de los alimentos. Hay varios estudios en marcha evaluando el impacto de dichas medidas". No obstante, advierte que "debido a que estos pacientes requieren una supervisión más cercana y frecuente, la sobrecarga asistencial impide que su implantación se extienda a todos los niveles asistenciales que se debería".
También aprecia un cambio de panorama Silvia Sánchez, del Comité de Alergia Infantil de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), quien aclara que el adelanto en la introducción de ciertos alimentos no se está planteando, al menos de momento, para todos los bebés, sino para aquellos con más riesgo. En este grupo estarían los afectados por dermatitis atópica, aquellos cuyos padres padezcan alergia alimentaria, sean asmáticos... "Antes les recomendábamos retrasar la introducción de esos alimentos por ese mayor riesgo. Ahora no les decimos que se los den antes, pero sí que hacemos énfasis en que no pospongan su inclusión en la dieta del bebé cuando corresponde".
SISTEMA INMUNE ESTIMULADO
Las alergias se producen por un exceso del sistema inmune que lleva a que ataque elementos inocuos.Una forma de evitar esa activación desmesurada a agentes no patógenos sería propiciar el contacto temprano con ellos. "Inmunológicamente, el desarrollo del ser humano parece tener unas etapas", expone Sánchez. "Parece que tener un contacto con el alimento a una edad determinada podría ser beneficioso. Si pasa más tiempo, el sistema inmune puede empezar a verlo como extraño".
Las alergias se producen por un exceso del sistema inmune que lleva a que ataque elementos inocuos.Una forma de evitar esa activación desmesurada a agentes no patógenos sería propiciar el contacto temprano con ellos. "Inmunológicamente, el desarrollo del ser humano parece tener unas etapas", expone Sánchez. "Parece que tener un contacto con el alimento a una edad determinada podría ser beneficioso. Si pasa más tiempo, el sistema inmune puede empezar a verlo como extraño".
De ese modo, la estrategia de prevención se basaría en acostumbrar al sistema inmune estimulándolo en el momento adecuado del desarrollo inmunológico del individuo. Esa es la teoría, pero la práctica, como de costumbre, es mucho más compleja. Como comenta Matheu, hay muchos factores que deben tenerse en cuenta, como "la diferente composición proteica de los alimentos, así como el distinto impacto que tienen sobre su reconocimiento por las células del sistema inmunitario".
Evitar el consumo del producto que provoca la reacción alérgica sigue siendo el procedimiento estándar. Pero hay otra opción: si bien la prevención primaria queda lejos, la curación ya es posible en muchos casos con terapias de inducción de tolerancia.
Despo Ierodiakonou, MD, PhD; Vanessa Garcia-Larsen, PhD; Andrew Logan, PhD; Annabel Groome, BSc; Sergio Cunha, MD; Jennifer Chivinge, BSc; Zoe Robinson, BSc; Natalie Geoghegan, BSc; Katharine Jarrold, BSc; Tim Reeves, BSc; Nara Tagiyeva-Milne, PhD; Ulugbek Nurmatov, MD, PhD; Marialena Trivella, DPhil; Jo Leonardi-Bee, PhD; Robert J. Boyle, MD, PhD. Timing of Allergenic Food Introduction to the Infant Diet and Risk of Allergic or Autoimmune Disease: A Systematic Review and Meta-analysis. JAMA. 2016;316(11):1181-1192. doi:10.1001/jama.2016.12623.
Includes: CME, Supplemental Content
Editorial: Early Allergen Introduction for Preventing Development of Food Allergy; Matthew Greenhawt, MD, MBA, MSc
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