De acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP), entre un 4% y un 8% de los niños españoles padecen algún tipo de alergia alimentaria, por lo general al pescado, al marisco o a los frutos secos. Un tipo de alergia que, lejos de constituir un mero problema culinario o nutricional –reduce notablemente la variabilidad de la dieta del menor–, se asocia con problemas muy graves para la salud e, incluso, puede resultar fatal. Colegio Imperial de Londres (Reino Unido), habría que introducir estos alimentos en las dietas de los bebés a edades aún más tempranas para reducir su riesgo de desarrollo de alergias alimentarias. O así sucede, cuando menos, en el caso de los cacahuetes y del huevo –producto que, junto a la leche de vaca y las nueces, provoca el mayor número de alergias alimentarias entre los niños europeos.
Las alergias alimentarias son cada vez más frecuentes en los bebés |
Hay que hacerlo antes
Para llevar a cabo su revisión o ‘metanálisis’, los autores evaluaron los resultados de 16.289 estudios realizados sobre alergias u otros problemas del sistema inmune. Y del conjunto de los mismos, seleccionaron aquellos –hasta 146, con una muestra total superior a los 200.000 participantes– diseñados para analizar el momento idóneo de introducción en la dieta de los bebés de aquellos alimentos que, como el huevo, la leche, el trigo o el pescado, pueden provocar el desarrollo de una alergia alimentaria.
Los resultados mostraron que los bebés en cuya dieta se introduce el huevo a la edad de 4 a 6 meses tienen un riesgo hasta un 40% menor de desarrollar alergia al huevo que aquellos en los que este alimento se ‘introduce’ de forma más tardía. Un beneficio que resulta, si cabe, más acusado en el caso del cacahuete: su introducción en la dieta entre los 4 y los 11 meses de edad se asocia, frente a una introducción más tardía, con una reducción del 70% en el riesgo de desarrollar alergia al cacahuete.
Y estos resultados, ¿son totalmente fiables? Pues teóricamente sí, si bien los autores puntualizan «que deben ser tomados con precaución dado que estos porcentajes en la reducción del riesgo se han estimado en base a los hallazgos en un número muy limitado de estudios». Concretamente, la estimación de la reducción del riesgo de desarrollar alergia al huevo deriva de los resultados de cinco estudios –con un total de 1.915 niños–. Y en el caso de la probabilidad de alergia al cacahuete, el número es incluso menor: solo dos, con un total de 1.550 infantes. Tal es así que, reconocen los autores, «estas cifras podrían cambiar cuando se complete un mayor número de estudios».
Y llegados a este punto, ¿qué sucede con el resto de alimentos comúnmente asociados al desarrollo de alergias, caso de la leche, el pescado, el marisco, las nueces o el trigo? Pues que las evidencias de los estudios publicados no son concluyentes. Es decir, que introducirlos en la dieta a edades más tempranas no conlleva una reducción del riesgo de desarrollar la alergia.
Mejor mantener la lactancia
En definitiva, parece claro: hay que adelantar las edades en las que se introducen el huevo y el cacahuete en la dieta de los bebés. O lo que es lo mismo, tirar por tierra las actuales recomendaciones de muchos pediatras. Como indica Robert Boyle, «hasta el momento no hemos aconsejado a los padres que dieran estos alimentos a sus bebés en los primeros meses. Por el contrario, el consejo era que demoraran la introducción de alimentos alergénicos como el huevo, el cacahuete, el pescado o el trigo en la dieta de sus hijos».
Un cambio de paradigma de la que se han hecho eco las autoridades británicas. Como ha publicado la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido (FSA), «el Colegio Imperial de Londres ha realizado una revisión de gran calidad. El Gobierno está considerando estos importantes hallazgos como parte de su revisión sobre la alimentación complementaria de los niños para asegurar que tiene en cuenta las mejores evidencias disponibles».
Sin embargo, los hallazgos no son válidos para aquellos niños que ya han desarrollado una alergia alimentaria o presentan otros tipos de alergias, caso del eczema.
Sea como fuere, no debe olvidarse que la manera más sencilla para asegurar que un bebé no desarrolle una alergia alimentaria es mantener la lactancia materna. Como concluye la FSA, «las familias deben seguir acogiéndose a la recomendación del Gobierno de mantener la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida dados sus beneficios para la salud tanto de la madre como del bebé».
Despo Ierodiakonou, MD, PhD1,2; Vanessa Garcia-Larsen, PhD2; Andrew Logan, PhD1; Annabel Groome, BSc1; Sergio Cunha, MD2; Jennifer Chivinge, BSc1; Zoe Robinson, BSc1; Natalie Geoghegan, BSc1; Katharine Jarrold, BSc1; Tim Reeves, BSc2; Nara Tagiyeva-Milne, PhD3; Ulugbek Nurmatov, MD, PhD4; Marialena Trivella, DPhil5; Jo Leonardi-Bee, PhD6; Robert J. Boyle, MD, PhD1. Timing of Allergenic Food Introduction to the Infant Diet and Risk of Allergic or Autoimmune Disease. A Systematic Review and Meta-analysis. JAMA. 2016;316(11):1181-1192. doi:10.1001/jama.2016.12623.
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