Las reacciones alérgicas a alimentos que afectan al tracto gastrointestinal
se conocen desde tiempos antiguos. Hipócrates observó que la leche de vaca (LV)
ocasionaba síntomas gastrointestinales así como urticaria y que algunos
lactantes alimentados con LV presentaban diarrea, vómito y falla de medro (FDM)
que se resolvía después de la eliminación de la LV de sus dietas. Actualmente,
las reacciones gastrointestinales por proteínas alimentarias no mediadas por
IgE (no-IgE-GI-FAs) son poco estudiadas en comparación con otras alergias
alimentarias. La principal razón por la limitada comprensión de las
no-IgE-GI-FAs es la falta de acceso al tejido gastrointestinal blanco; una gran
parte de los síntomas de los pacientes mejoran al evitar alimentos específicos
de manera empírica y por lo tanto no se realiza endoscopía o biopsia. Incluso
si se realiza la biopsia pudiera no obtener plexo mientérico, donde se localiza
el sitio de inflamación, o en el caso de proceso inflamatorio en parches,
pudiera resultar normal. Además, la tinción de mastocitos o la enumeración de
linfocitos intraepiteliales no se realizan con frecuencia.
CLASIFICACIÓN
La alergia alimentaria no mediada por IgE engloba una gran variedad de
trastornos gastrointestinales como el síndrome de enterocolitis
inducida por proteínas de alimentos (FPIES), la proctocolitis inducida por
proteínas alimentarias (FPIAP), la enteropatía alérgica inducida por proteínas
alimentarias (FPE), la enfermedad celiaca y la anemia ferropénica inducida por
alergia a la leche de vaca, en piel (dermatitis por contacto debido a alimentos
y dermatitis herpetiforme) y en pulmones (síndrome de Heiner, también conocido
como hemosiderosis pulmonar). La enfermedad celiaca, la esofagitis eosinofílica
y las manifestaciones extraintestinales por alergia alimentaria no se discuten
en esta revisión. El enfoque será sobre nuevos desarrollos y áreas de
controversia, principalmente relacionados al FPIES. Considerado de forma previa
como una alergia alimentaria rara, el FPIES emergió como la no-IgE GI FA
mayormente estudiada. Los factores contribuyentes a esto son las potenciales
reacciones graves, la mayor identificación del patrón de síntomas y un
incremento en la prevalencia. De manera reciente, las características del FPIES
y las no-IgE GI FA se revisaron de forma extensa; la Tabla I resume los datos
cardinales de las no-IgE GI FA discutidos en esta revisión. Se demostró que la
dismotilidad gastrointestinal aislada (muy rápida, muy lenta, alterada o
retrógrada) es causada por no-IgE GI FA en un subgrupo de pacientes que
manifiestan reflujo gastrointestinal patológico, vómito, vaciamiento gástrico tardío,
diarrea, constipación o síndrome de colon irritable.
MANIFESTACIONES
Estudios
recientes de grandes poblaciones pediátricas geográficamente diversas, definieron
las características del FPIES. El FPIES a LV y soya por lo general inicia en
los primeros 3 a 6 meses de vida. El FPIES por alimentos sólidos ocurre de los
4 a 7 meses de edad, y refleja la secuencia de introducción a la dieta de
alimentos complementarios. En pacientes con FPIES, el patrón de síntomas se
determina por la frecuencia y la dosis de alérgenos de alimentos en la dieta. Se
desarrollan síntomas agudos con exposición intermitente o reexposición
posterior a un periodo de eliminación de alimentos y se manifiestan como
vómitos repetitivos, graves, en proyectil que inician de 1 a 3 horas de la
ingesta. Los hallazgos asociados incluyen palidez y letargia, con o sin
diarrea. Se reporta hipotensión en hasta 15% de las reacciones. El FPIES es una
respuesta sistémica distinta a la anafilaxia mediada por IgE (no se observa
urticaria/angioedema o síntomas respiratorios). Los síntomas crónicos se
desarrollan en lactantes menores con
ingesta regular de alimentos (fórmula) e incluyen emesis intermitente pero
progresiva, diarrea (con o sin sangre) y falla de medro. La transición de
síntomas crónicos a agudos de los pacientes con FPIES se asemeja a la alergia
alimentaria mediada por IgE asociada a dermatitis atópica, en la cual se
presenta anafilaxia al ingerir de nuevo un alimento posterior a un periodo de
eliminación. Los síntomas agudos posteriores a la reintroducción de alimentos
después de evitarlos no son característicos de la FPIAP y la FPE.
La FPIAP
inicia de forma típica en los primeros 6 meses de vida, con evacuaciones mucosas
y con estrías de sangre. Se estima que la FPIAP es la causante de hasta 60% de los
lactantes sanos con sangrado rectal. Los lactantes alimentados al seno materno con
frecuencia son mayores al momento de la presentación inicial y tienen hallazgos
histológicos menos graves. Se puede observar FPIAP de nuevo inicio en niños
mayores y adultos. El inicio por lo general es insidioso, con un periodo de
latencia prolongado posterior a la introducción del alimento, aunque rara vez, el
inicio puede ser agudo, dentro de las primeras 12 horas después de la primera
ingesta. Los niños por lo general se ven bien; sin embargo, se puede presentar
gas incrementado, conducta de cólicos con dolor a la defecación, emesis
intermitente e incremento en la frecuencia de los movimientos intestinales. La
falla de medro está ausente. Incluso cuando el alimento ofensor sigue en la
dieta y el sangrado continúa, los niños crecen bien, aunque pueden experimentar
anemia a pesar del suplemento con hierro. La FPIAP representa una forma
infantil de la colitis eosinofílica (EC). En adultos jóvenes es la rara la EC,
tiene un curso de recaídas crónicas y de manera típica es más grave, con
síntomas como diarrea, dolor abdominal, y pérdida de peso. En la mayoría de los
casos de adultos con EC, no hay evidencia de alergia alimentaria.
La
enteropatía inducia por proteínas de alimentos se presenta con diarrea prolongada
en los primeros 9 meses de vida, de forma típica los primeros 1 a 2 meses,
entre las semanas después de la introducción del alimento. Más de 50% de
lactantes afectados tienen falla de medro, y algunos presentan distensión
abdominal, saciedad temprana y malabsorción. En muchos lactantes el inicio de
los síntomas es gradual; en otros puede imitar a la gastroenteritis aguda
complicada secundaria por la diarrea prolongada debida a intolerancia
secundaria a la lactosa con vómitos transitorios y anorexia. Puede ser difícil distinguir la FPE del
síndrome postenteritis, en especial debido a que la FPE se puede desarrollar
posterior a una gastroenteritis infecciosa.
ALIMENTOS OFENSORES
El alérgeno alimentario más común en pacientes con no-IgE GI FA es la
leche de vaca, seguido de soya y cereales como arroz y avena. El FPIES es
causado por un solo alimento en la mayoría de los niños (65-85%), por lo
general LV o soya. Estudios de Estados Unidos reportan que cerca de 30% a 50%
de los lactantes reaccionan a tanto LV como soya; mientras que la mayoría de
los estudios fuera de los Estados Unidos reportan un porcentaje mucho más
pequeño. Alrededor de 5% a 10% son alérgicos a más de 3 alimentos, aunque muy
pocos son alérgicos a más de 6 alimentos. Además de LV y soya, diferentes
cereales, huevo, verduras, fruta, aves y la levadora probiótica Saccharomyces
boulardii se reportaron en niños pequeños
mientras que pescado, mariscos (crustáceos) y champiñones se encontraron en
niños mayores y adultos. El pescado fue un disparador común en lactantes de
Italia y España. Los hábitos alimentarios, la edad de introducción de alimentos
específicos a la dieta, y la predisposición genética pudieran condicionar las
diferencias geográficas en pacientes con FPIES.
La FPIAP en lactantes alimentados con fórmula de forma típica es causada
por leche de vaca y soya; las fórmulas extensamente hidrolizadas causan FPIAP
en 4% a 10% de los casos mientras que en niños alimentados por seno materno por
lo general la leche de vaca, soya, huevo o trigo se reportan como disparadores.
En niños mayores y adultos, se reportan como disparadores de la FPIAP la leche
de vaca, el huevo, y el trigo.
La FPE infantil por lo general es causada por fórmula de leche de vaca. La
soya, el trigo y huevo también se confirman como disparadores frecuentes en
niños con alergias a múltiples alimentos y FPE inducida por leche de vaca
coexistente.
LACTANCIA
MATERNA Y ALERGIA ALIMENTARIA NO MEDIADA POR IgE
Los infantes con FPIES Y FPE por lo general
son asintomáticos durante el periodo de alimentación exclusiva con seno materno
sin restricciones en la dieta materna, mientras que hasta 60% de la FPIAP se
desarrolla durante la alimentación exclusiva con seno materno. El FPIES a los
alérgenos de alimentos transmitido por leche materna es raro y los síntomas del
FPIES agudo se manifiestan por la ingesta directa del alimento ofensor. Sin
embargo, en lactantes japoneses con FPIES corroborado con prueba de reto, los
síntomas se reportaron durante la lactancia con seno materno en aproximadamente
10%, lo que hace evidente las diferencias potenciales étnicas, dietéticas y
geográficas. No está claro como la alimentación con leche materna modera el
inicio del FPIES; se propuso que la IgA de leche materna, ya sea sola o como un
complejo con antígenos secretados, pudiera representar un rol protector al
modular la respuesta inmune local de la mucosa y limitar la cantidad de antígeno
disponible. Además, la dosis más baja de alérgenos alimentarios en la leche
materna pudiera mitigar la expresión completa del FPIES al no alcanzar el
umbral de reactividad clínica. No existen estudios que apoyen el concepto de
que el seno materno haga más que atrasar la aparición del FPIES debido que los
lactantes asintomáticos durante la alimentación exclusiva con seno materno y
sin dieta materna de restricción tienen síntomas sólo hasta que se ablactan con
leche, soya o alguna otra proteína.
DIAGNÓSTICO
El
diagnóstico de no-IgE GI FA depende de una historia cuidadosa y detallada (que incluya
registros de la dieta), exploración física y la respuesta a dietas de
eliminación así como pruebas de retos con alimentos. La biopsia es necesaria
para la confirmación histológica de la FPE, mientras que por lo general no se
indica en pacientes con FPIES que presentan síntomas agudos o en pacientes con
FPIAP.
Pruebas de laboratorio
Actualmente
no existen biomarcadores para no-IgE GI FA. Los niveles de anticuerpos IgE específica
a alimentos, determinados por medio de pruebas cutáneas o medición sérica, son
negativos en la mayoría de los pacientes, aunque 4%-30% de los niños con
diagnóstico de FPIES de forma inicial presentan o tendrán IgE específica al alimento
que ocasiona el FPIES en el transcurso del tiempo. Las pruebas atópicas de
parche con alimentos frescos no se recomiendan de manera rutinaria debido a los
reportes conflictivos sobre la precisión diagnóstica, la falta de validación
por medio de biopsia y estandarización de materiales así como la interpretación
deficiente de resultados. No se recomienda la medición de anticuerpos
específicos para alimentos IgG e IgG4 para el diagnóstico de no-IgE GI FA. La
permeabilidad intestinal aumentada y las neurotoxinas fecales derivadas de
eosinófilos se identificaron como potenciales biomarcadores en estudios más
pequeños que incluyeron a niños de menor edad con no-IgE GI FA pero es necesaria
validación adicional.
Las
anomalías en estudios de laboratorio reportadas en pacientes con no-IgE GI FA
no son diagnósticas aunque proporcionan evidencia de apoyo para las
manifestaciones clínicas (Tabla 1). El conteo incrementado de glóbulos blancos
con neutrofilia y eosinofilia, trombocitosis, acidosis metabólica y metahemoglobinemia
se puede ver después de una reacción aguda del FPIES. La anemia por deficiencia
de hierro y la hipoalbuminemia leve se pueden encontrar en pacientes con FPIAP.
Malabsorción, anemia, hipoalbuminemia e hipoproteinemia son comunes en pacientes
con FPE.
Dieta de eliminación
Una prueba
de dieta de eliminación se sugiere para determinar si los síntomas
gastrointestinales crónicos responden a la manipulación dietética. La
eliminación de los alimentos ofensores resulta en mejoría significativa del
vómito y la diarrea durante las primeras
horas en pacientes con FPIES
y síntomas agudos y en cuestión
de días en el caso de síntomas crónicos, así como resolución de heces
sanguinolentas en pacientes con FPIAP.
En pacientes con FPE, los síntomas resuelven dentro de 1 a 4 semanas; la
reparación total de la mucosa y la normalización de la actividad de las disacaridasas
pudiera tomar varios meses.
Pruebas de reto oral a alimentos (OFC)
Las OFC
supervisadas se recomiendan para el diagnóstico del FPIES debido a su potencial
de reacciones graves y la necesidad de hidratación intravenosa. En ocasiones
las OFC pudieran no ser necesarias para el diagnóstico inicial si el niño
presenta síntomas típicos, recurrentes de FPIES (>2 reacciones con
síntomas clásicos en un periodo de 6 meses) y que presente mejoría posterior a la
eliminación del alimento de la dieta. Se realizan OFC subsecuentes para
determinar si se resolvió el FPIES. Las OFC supervisadas por médicos en
pacientes con FPIES se consideran procedimientos de riesgo alto con hasta 50%
de reacciones que requieren tratamiento con líquidos intravenosos. Aunque sólo
hay un reporte de caso probado en un adulto con FPIES a las almejas, los
síntomas fueron graves y requirió resucitación vigorosa con líquidos
intravenosos. Aunque en estudios realizados en poblaciones Israelí todas las
reacciones durante las OFC se trataron con rehidratación oral, se aconseja tener
acceso intravenoso disponible en caso de reacciones graves tanto en niños y
adultos (Tabla III). Reportes recientes del uso exitoso de ondansetrón intravenoso
e intramuscular para el tratamiento de reacciones durante las OFC sugieren que
se puede usar el tratamiento antiemético; estos reportes necesitan validarse en
estudios más grandes, y el papel del ondasetrón en el tratamiento del FPIES
debe definirse mejor.
Los criterios originales para interpretación de los resultados de las OFC se
propusieron por Powell de acuerdo a su experiencia con infantes jóvenes, los
resultados de las OFC se consideran positivos si se presentan al menos 3
síntomas típicos, hallazgos de laboratorio, o ambos. Los criterios incluyen (1)
emesis (inicio de 1 a 3 horas), diarrea (inicio de 2-10 horas, con media de 5
horas), o ambas; (2) cuenta aumentada de neutrófilos (incremento >3500
células/mL del nivel basal); (3) sangre evidente u oculta en heces; (4)
leucocitos fecales y (5) eosinófilos fecales. Estudios recientes reportaron que
la presencia de diarrea es un hallazgo infrecuente en las OFC y que se deben revisar
los criterios para enfocarse en la emesis, la letargia y/o la palidez. En 2014,
se convocó a un panel de expertos internacionales como el Grupo de Trabajo de la
Academia Americana de Alergia, Asma & Inmunología y proporcionarán un
consenso para una guía diagnóstica de FPIES que incluya criterios revisados
para la interpretación de las OFC.
En pacientes con FPIAP y FPE, la reintroducción del alimento sospechoso después
de 4 a 8 semanas de eliminación se puede realizar por lo general en casa y
documentarla con un diario de síntomas. En respuestas cuestionables con la
ausencia de sangre visible, se pueden realizar pruebas para sangre oculta en
heces. No se recomienda de rutina el estudio de IgE específica a alimentos en
pacientes con FPIAP y FPE, a menos que tengan enfermedades asociadas, como
dermatitis atópica o síntomas alérgicos inmediatos posteriores a la ingesta de
alimentos. Sin embargo, si se detectó IgE específica a alimentos en las pruebas
cutáneas o séricas y los antecedentes sugieren un historial asociado a vómito, pueden
ser necesarias las OFC supervisadas por un médico para una reintroducción
segura del alimento sospechado.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial para las no-IgE GI FA es extenso e incluye
infecciones (bacterianas, virales y parasitarias), enfermedad de Hirschprung,
enfermedad por reflujo gastroesofágico, hipertrofia pilórica idiopática,
vólvulo, malrotación intestinal, íleo, enfermedad intestinal inflamatoria,
inmunmodeficiencias, enteropatía autoinmune, enfermedad celiaca y trastornos de
la coagulación. La anafilaxia, y en particular las reacciones
gastrointestinales inmediatas aisladas mediadas por IgE pueden confundirse con
FPIES agudo. Las características distintivas que favorecen el diagnóstico del FPIES
incluyen el inicio tardío típico de vómitos en proyectil repetitivos, palidez y
letargia, ausencia de datos alérgicos clínicos respiratorios y cutáneos y sin
evidencia de sensibilización por IgE al alimento ofensor. También existe una
sobreposición significativa entre las no-IgE GI FA y los trastornos
gastrointestinales eosinofílicos primarios (EGID). Los EGID primarios representan
un espectro de trastornos gastrointestinales inflamatorios con eosinófilos que infiltran
el intestino en ausencia de causas conocidas para dicha eosinofilia tisular. Los
EGID pueden clasificarse como esofagitis eosinofílica, gastroenteritis
eosinofílica y colitis eosinofílica. El FPIES crónico difiere de los EGIDS debido
a que la aparición de síntomas agudos de vómitos graves posteriores después de
un periodo de eliminación del alimento ofensor es diagnóstico del FPIES pero no
se ve en pacientes con EGID. Debido a que por lo general no se realizan
biopsias en los pacientes con FPIES, no se conoce la base histológica para
distinguir entre FPIES crónico y EGID. Los disparadores de la FPE infantil se
limitan a pocos alimentos, a diferencia de los EGID que son ocasionados por
gran variedad de alérgenos alimentarios. En muestras de biopsias la FPE se
caracteriza por atrofia de vellosidades, hiperplasia linfonodular y aumento en el
número de linfocitos intraepiteliales (IEL) con una disminución de los
eosinófilos. Por otro lado, los EGIDs se caracterizan por extensa inflamación
eosinofílica e infiltración de mastocitos. La colitis eosinofílica tiene una distribución
bimodal: su formal infantil es sinónimo de la FPIAP. La colitis eosinofílica
presenta un curso más grave y crónico en adultos jóvenes y rara vez se asocia
con alergia alimentaria. En adultos con EC, una infiltración eosinofílica
intensa en el colon puede ser segmentaria o difusa y quizá afecte varias capas
del intestino.
Trastornos neurológicos, cardiacos, enterocolitis necrotizante y
metabólicos como intolerancia lisinúrica proteica, trimetilaminuria e
intolerancia hereditaria a la fructosa deben considerarse en el diagnóstico
diferencial del FPIES, en particular cuando se asocia con múltiples disparadores
alimentarios. Es importante excluir la enfermedad celiaca en todo niño con
síntomas gastrointestinales crónicos mientras se encuentre con dieta que
incluye gluten. Previo a que un niño inicie en dieta de eliminación que incluya
trigo, se deben determinar niveles de anticuerpos específicos para la enfermedad
celiaca (transglutaminasa IgA tisular e IgA total), en caso de ser positivos se
debe referir para una evaluación gastroenterológica completa. Si los síntomas
no se resuelven con una dieta estricta de eliminación, se debe estudiar al niño
para otras enfermedades subyacentes, en particular para la enfermedad
intestinal inflamatoria de inicio muy temprano y trastornos monogénicos de inmunodeficiencia.
Rol de la endoscopía y la biopsia
Debido a la constelación típica de síntomas clínicos y los criterios
estrictos para un resultado positivo de la OFC, la exploración por endoscopía
no se requiere en pacientes con sospecha de FPIES agudo pero puede requerirse
para casos persistentes y manifestaciones crónicas graves que no responden al tratamiento
dietético para excluir otras patologías del tracto gastrointestinal. El
diagnóstico de FPIAP y FPE se confirma de manera concluyente por hallazgos
histológicos en combinación con las manifestaciones clínicas usuales. El
hallazgo de hiperplasia linfonodular en el bulbo duodenal y el colon con o sin
erosiones es característico, pero no patognomónico, de FPE no infantil, ya que
el hallazgo de números incrementados de IEL (>25/100 células epiteliales) en
la ausencia de enfermedad celiaca.
TRATAMIENTO
El tratamiento para no las no-IgE GI FA involucra la eliminación de los
alimentos ofensores, apoyo nutricional para evitar deficiencias y en el caso del
FPIES, proporcionar un plan de tratamiento de emergencia para reacciones
agudas. En pacientes con FPIES, existen muchas áreas de controversia en las
cuales falta evidencia y el tratamiento es empírico (Tabla III). La dieta de eliminación
incluye los alimentos disparadores, así como la introducción potencialmente tardía
de alimentos nuevos que se reconocen como riesgo para niños con FPIES. Los alimentos
estrechamente relacionados y con reacciones cruzadas potenciales del mismo
grupo, como el pescado, deben introducirse bajo supervisión médica (Tabla IV). Aunque
las proteínas extensamente calentadas de la leche y el huevo en productos
horneados son toleradas por la mayoría de los niños con alergia alimentaria
mediada por IgE y quizá un subgrupo de aquellos con esofagitis eosinofílica, no
existe evidencia actual que apoye la tolerancia a leche o huevo horneados en
pacientes con FPIES.
Los infantes con FPIES inducido por LV/soya pueden ser alimentados con
leche materna a menos que la ingesta por parte de la madre de un alimento dispare
reacciones del FPIES en el infante o se puede utilizar una fórmula extensamente
hidrolizada. Diez por ciento a 20% pudiera requerir de una fórmula a base de
aminoácidos. En lactantes con FPIES inducido por LV, la introducción de fórmula
de soya puede considerarse después de los 6 meses, que es cuando una gran
proporción de la energía se obtiene de alimentos complementarios. No se debe
utilizar leche de cabra o de otros animales debido a la gran homología con LV
con un riesgo elevado de reacción cruzada y deficiencia nutricional. Los
lactantes con FPIES crónico por lo general mejoran en los primeros 3 a 10 días de realizar el cambio
a una fórmula hipoalergénica, aunque en casos graves puede ser necesaria la nutrición
parenteral (NPT) parcial.
En lactantes con FPIAP alimentados de forma exclusiva con leche materna, la
eliminación del alimentos ofensor de la dieta de la madre por lo general resulta
en una resolución gradual de los síntomas con continuación de la alimentación
con seno materno. En raras ocasiones puede ser necesaria una fórmula
extensamente hidrolizada o a base de aminoácidos mientras para la resolución
del sangrado, de forma típica en 48 a 72 horas. Un estudio aleatorizado
controlado no mostró ningún beneficio de un probiótico sobre placebo al
adicionarlo a la dieta materna de eliminación en pacientes con FPIAP. En
pacientes con FPE, la eliminación del alimento lleva a la resolución de los síntomas
en 1 a 3 semanas. Los lactantes con manifestaciones iniciales graves pueden
requerir NPT durante días o semanas.
HISTORIA NATURAL
El FPIES
puede ocurrir a cualquier edad. El FPIES por LV o soya inicia en la infancia
temprana en los primeros 3 meses de vida, por lo general dentro de los primeros
días y hasta 4 semanas después de la introducción de la fórmula infantil. En
una cohorte de nacimiento basada en población Israelí, la mediana del inicio
del FPIES inducido por LV fue de 30 días, y todos los casos se presentaron
antes de los 6 meses de edad. La introducción tardía de alimentación directa
con LV o soya en lactantes alimentados con seno materno pudiera resultar en un
inicio tardío. El inicio del FPIES desencadenado por alimentos sólidos por lo general
es posterior debido que estos de introducen de forma típica entre los 4 y 7
meses de edad. En los Estados Unidos el FPIES inducido por mariscos se reportó
con un inicio en niños mayores o adultos, mientras que en Italia el pescado es
uno de los alimentos sólidos más comunes que causa FPIES en los primeros años
de vida. En general, el FPIES durante la infancia se resuelve con la edad
dependiendo del alimento y la población estudiada y no presenta secuelas a
largo plazo. En la cohorte basada en población Israelí 90% del FPIES por LV se resolvió al llegar a
los 3 años. Un estudio retrospectivo de Estados Unidos reportó que 35% se
resolvió a los 2 años, 70% a los 3 años y 85% a los 5 años. La resolución del
FPIES inducido por alimentos sólidos pudiera tomar más tiempo; aproximadamente
50% de los niños supera el FPIES inducido por arroz o avena a la edad de 4 a 5
años. La alergia al huevo y pescado también se resuelve a una edad mayor. El
paciente más grande reportado con FPIES inducido por leche de vaca persistente
desde la infancia actualmente tiene 23 años. Los pacientes con FPIES con
anticuerpos IgE específicos a alimentos aparentemente tienen una evolución más
prolongada. Por otra parte, en un estudio de diseño mixto en Estados Unidos, la
edad mediana de resolución del FPIES por LV fue de 13 años, mientras que la
mediana para aquellos pacientes con IgE indetectable para LV fue de 5 años. Es
prudente incluir pruebas cutáneas, mediciones séricas de niveles de IgE
específica a alimentos o ambas en la evaluación inicial y de seguimiento,
sobretodo en los casos de FPIES inducido por LV, para identificar los pacientes
en riesgo para FPIES persistente y reacciones alérgicas inmediatas. El FPIES en
adultos puede iniciar posterior a un periodo de ingesta de alimentos tolerados
adecuadamente o representar la
persistencia desde la infancia. La historia natural del FPIES en el adulto no se
comprende del todo; sin embargo, el FPIES por mariscos parece ser una condición
prolongada.
El FPIAP infantil es una condición benigna transitoria que de forma típica
inicia en los primeros meses de la vida y se resuelve dentro de algunos meses o
hasta los 3 años de edad. Hasta 20% de los lactantes alimentados con leche
materna tienen una resolución espontánea sin cambios en la dieta materna. Una
serie de casos de un hospital de tercer nivel en Italia reportó 16 niños de 2 a
14 años (media, 7.5 años) con FPIAP de nuevo inicio, que presentaban sangrado
rectal aislado. El FPIAP constituye 18% de todo el sangrado rectal en niños, confirmado
por medio de endoscopía y biopsia. La LV se identificó como alérgeno en todos
estos niños y en 2 sujetos también el huevo y el trigo fueron causantes de
síntomas en las pruebas de reto. Tres niños presentaron niveles detectables de
IgE sérica contra leche de vaca.
La FPE infantil se presenta con diarrea prolongada en el primer año de
vida, por lo general los primeros 1 o 2 meses, dentro de semanas después de la
introducción de la fórmula de LV. La FPE se resuelve clínicamente en la mayoría
de los niños a la edad de 1 o 2 años. La enteropatía intestinal también se
reportó en niños mayores con reacciones alérgicas de tipo tardío a la LV, así
como en niños con múltiples alergias alimentarias. Las manifestaciones clínicas
incluyeron dolor abdominal y diarrea crónica posterior a la ingesta de
productos lácteos, intolerancia autodiagnosticada a la lactosa, antecedente de
alergia a la LV en la infancia (20%), dermatitis atópica (27%) y un resultado positivo
al reto doble ciego a la leche, que provocó síntomas gastrointestinales. Los
hallazgos de la biopsia mostraron arquitectura normal de vellosidades e
hiperplasia linfonodular pronunciada en el bulbo duodenal.
CAMBIOS EN LA TENDENCIA EN LA PREVALENCIA DE No-IgE GI FA
En el único
estudio basado en población hasta la fecha, la prevalencia de FPIES inducido por
LV en una cohorte de nacimiento de lactantes Israelíes menores de 12 meses se
estimó en 0.34% comparado con 0.5% de alergia a la LV mediada por IgE. Es
imposible extrapolar esta estimación a otras poblaciones; sin embargo, los
hallazgos israelís sugieren que el FPIES puede representar una proporción
importante de alergia a la LV en lactantes.
La
prevalencia exacta de la FPIAP se desconoce; los rangos de prevalencia estimada
oscilan de 0.16% a 64% de lactantes con sangrado rectal aislado. Aunque la
eliminación de la leche de vaca de la dieta del lactante se asoció con
resolución del sangrado rectal, la reintroducción subsecuente resultó en la
recurrencia del sangrado en sólo un subgrupo, lo que sugiere que el sangrado
rectal aislado es una condición benigna y autolimitada en la mayoría de los
infantes. De manera anecdótica, la FPIAP pudiera ser más común en países con una
prevalencia general más baja de alergia alimentaria como Grecia y Brasil.
La
incidencia reportada máxima de FPE fue en la década de 1960 en Finlandia, con la
desaparición del daño yeyunal grave ocasionado por LV en los últimos 30 años. Los
hábitos alimentarios del lactante se implicaron como la causa de la prevalencia
cambiante de la FPE, con la incidencia más alta de FPE clásica grave atribuida
al consumo de fórmulas con proteínas no procesadas elevadas. La enteropatía
intestinal se reportó en niños mayores con reacciones alérgicas de tipo tardío
a la LV y en niños con múltiples alergias alimentarias; es necesario establecer
si estos niños mayores representan un fenotipo más leve o una enfermedad
diferente. Las no-IgE GI FA cada vez se identifican más como culpables en un subgrupo
de adultos con síndrome de intestino irritable, que se debe de manera predominante
a LV y trigo.
NO-IGE GI FA Y ATOPIA
En general,
hay una prevalencia incrementada de condiciones atópicas entre los niños con no-IgE
GI Fas; sin embargo, la IgE específica al alimento ofensor es infrecuente
(Tabla I). La mayoría de los pacientes no tiene evidencia de anticuerpos positivos
IgE específicos para el alimento ofensor, pero algunos anticuerpos locales IgE específicos
a alimentos se detectaron en el tejido de la mucosa duodenal. Entre 4% a 30% de
los niños con FPIES de manera inicial tienen o tendrán IgE específica a
alimentos para el alimento del FPIES en el transcurso del tiempo. Esos niños parecen
tener resolución tardía del FPIES. La mayoría de los niños que tienen
anticuerpos IgE específicos al alimento permanecen con el fenotipo del FPIES;
sin embargo, hasta 35% de dichos niños con FPIES inducido por LV pudiera experimentar
síntomas típicos de alergia alimentaria mediada por IgE al alimento que de
forma previa indujo una reacción de FPIES. Por el contrario, el desarrollo de
FPIES se documentó en un raro infante joven con múltiples alergias alimentarias
mediadas por IgE, lo que señala a vías potenciales comunes de predisposición a
trastornos alérgicos mediados tanto por células como por la IgE. De manera
alterna, evitar la exposición a alimentos que inducen FPIES pudiera promover la
sensibilización por IgE por medio de exposiciones alternativas, como a través
de la piel. Al considerar la relativa baja concordancia entre las pruebas
cutáneas y las pruebas serológicas en los infantes jóvenes, la detección de IgE
específica a alimentos puede requerir la utilización de ambos métodos.
FISIOPATOLOGÍA
Los mecanismos que originan la alergia alimentaria gastrointestinal no
mediada por IgE permanecen pobremente identificados, donde la mejor evidencia apoya
el involucro de células T CD8 supresoras específicas
a alérgenos alimentarios en pacientes con FPE (Tabla I). La producción local de
anticuerpos IgE específicos a alimentos y la ausencia de IgE específica a
alimentos sugiere que la IgE de la mucosa local pudiera estar involucrada. La
FPIES se considera a menudo mediada por células T, pero pocos estudios
investigaron las células T en pacientes con FPIES. Existe algo de evidencia de la
proliferación de las células T en la estimulación con antígenos alimentarios;
sin embargo, el índice de estimulación no es diferente de manera consistente que
en los sujetos control sin alergia. Los valores aumentados de IFN-γ intestinal
se asocian con lesión vellosa. En pacientes con FPIES, se encontró desbalance
entre los valores del TNF-α y la expresión disminuida del TGF-β. La activación
de las células T por alérgenos alimentarios pudiera mediar la inflamación
intestinal local por medio de la liberación de citocinas proinflamatorias como el
TNF-α y el IFN-γ y causar un aumento en la permeabilidad intestinal y el
intercambio de líquidos. El TGF-β no se detectó en los sobrenadantes de
cultivos de células mononucleares de sangre periférica estimulados con caseína,
lo que sugiere una respuesta deficiente en niños con FPIES inducido por leche. Las
respuestas humorales están pobremente caracterizadas en el FPIES, pero las
respuestas de anticuerpos IgE, IgA e IgG4 a la caseína por lo general están
suprimidas. Series pequeñas recientes de casos reportaron tratamiento exitoso con
ondansetrón IV durante OFC en pacientes con FPIES. El ondansetrón es un antagonista de los
receptores 5-HT3 de la serotonina que reduce la actividad central y
periférica del nervio vago y se utiliza la mayoría de las ocasiones para el
tratamiento de náusea y vómito posteriores a la quimioterapia. La efectividad
del ondansetrón sugiere el rol potencial que desempeña la serotonina en la
fisiopatología de las reacciones agudas del FPIES y surgen preguntas sobre los
mecanismos propuestos mediados por las células T. La fisiopatología de la FPIAP
permanece en gran medida desconocida.
CONCLUSIONES
A pesar de que la mayoría de las no-IgE GI FA infantiles tienen un
pronóstico favorable, en un subgrupo de pacientes afectados, las
manifestaciones son graves y llevan al choque en una forma aguda del FPIES o a
falla de medro en la forma crónica del FPIES y en pacientes con FPE. El inicio
en niños mayores y adultos puede ocurrir, semejante a la enfermedad
inflamatoria intestinal; la historia natural de las no-IgE GI FA de inicio
tardío permanece en gran medida desconocida. Existe una necesidad urgente de
caracterizar mejor la fisiopatología de las no-IgE GI FA. Sin este conocimiento,
la identificación de biomarcadores y el desarrollo de nuevas estrategias de
tratamiento no podrán ser posibles. En particular, la prevalencia del FPIES
necesita determinarse de forma concluyente para apoyar el financiamiento de
investigación para estudiar esta enfermedad.
Yitzhak Katz, MD
Sam Soheil Mehr, MBBS, BMedSci, FRCPA, FRACP
Sibylle Koletzko, MD
Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México
Dra. med. Sandra Nora González Díaz Jefe
y Profesor
Dr. José Ignacio Canseco Villarreal Profesor
Dra. Cindy Elizabeth de Lira Quezada Residente
3er Año Pediatría
Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor
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