Según cifras de 2014 de la EPA, 1 de cada 8 personas en todo el país vive en condados donde los niveles de ozono exceden la norma actual. No se exigirá a los estados el cumplimiento de la norma hasta 2037. La medida, que se había retrasado por varios años como parte de las promesas de campaña del presidente Barack Obama, ha generado inconformidad entre grupos ambientalistas y defensores de la salud pública. Se quejan que, aunque el nuevo estándar fue un paso en la dirección correcta, no va lo suficientemente lejos.
Harold Wimmer, presidente de la Asociación Americana del Pulmón, dijo que la nueva norma "simplemente no refleja lo que la ciencia muestra que es necesario para proteger realmente la salud pública".
La asociación de pulmón y otros grupos han presionado para que se establezca un límite de ozono todavía más estricto, diciendo que daría una mayor protección a la salud de los estadounidenses. Una norma más exigente podría prevenir miles de muertes prematuras y casi 2 millones de ataques de asma al año, dice la asociación.
La decisión, según Gina McCarthy, máxima responsable de la EPA, tuvo en cuenta los mejores datos clínicos disponibles que indican que el nuevo límite se acerca a "la exposición al ozono más baja que pueda causar efectos adversos en la salud de adultos saludables".
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