Estudio chileno busca el factor que vincula obesidad de la madre con el asma
La obesidad de la madre durante el embarazo puede generar varias enfermedades en el recién nacido, aunque no todas se presentan de inmediato. Estudios internacionales han determinado que cuando la madre es obesa, el bebé tiene el doble de riesgo de sufrir asma durante la niñez, y si la madre llegó a la obesidad mientras estaba embarazada (subió más de 25 kilos en ese período), el riesgo para ese pequeño es de 1,8 veces.
En Chile, investigadores de los departamentos de Obstetricia y Ginecología y de Pediatría de la Red de Salud UC Christus están investigando si la obesidad crónica de la madre es condicionante para el asma del hijo y cuál es el mecanismo interno por el que se traspasa esta enfermedad al niño. De esta forma, esperan desarrollar un test para predecir la aparición de la enfermedad y así disminuir este riesgo una vez que sea detectado.
Para ello, desde el año pasado están reclutando a mujeres que están embarazadas, a quienes hacen un seguimiento hasta después de dar a luz y que el menor cumpla los tres años.
El líder de la investigación y pediatra, José Antonio Castro, señala que el asma y la obesidad son enfermedades inflamatorias, y esa característica las vincula. “En las dos existen marcadores inflamatorios. Además, estudios epidemiológicos han demostrado que a mayor obesidad, mayor riesgo de asma, aumenta su severidad y se incrementa la resistencia al uso de los corticoides inhalados. Los trabajos también han demostrado que mientras más obesa sea la madre, mayor riesgo de asma tendrá el feto”, afirma.
Bernardo Krause, doctor en ciencias biológicas y uno de los investigadores del grupo, explica que requieren la participación de 500 embarazadas, asmáticas y no asmáticas, con y sin obesidad, que estén dispuestas a donar su placenta en el momento del parto. De este órgano y del cordón umbilical obtienen sangre del recién nacido. “Queremos estudiar el comportamiento de las células inmunes que están circulando en la sangre del niño y para eso tienen que estar casi vivas, no sirven las placentas con varios días”, dice Krause.
Además de la sangre de la placenta, registran los datos del peso de la madre al momento del embarazo y al final de este y del recién nacido al que seguirán hasta que cumpla los tres años.
Mayor riesgo
Paola Casanello, doctora en ciencias fisiológicas y experta de la U. Católica, que también participa en este estudio, explica que en el análisis observarán un tipo especial de glóbulo blanco (monocitos), que son precursores de otras células del sistema inmune que participan en las alergias y que también producen alteraciones a nivel pulmonar, que se manifiestan en el asma. “Lo que queremos saber es si al nacer estos niños sus monocitos tienen una tendencia a ser más proinflamatorios o antiinflamatorios. Nuestra hipótesis es que los hijos de madres obesas tendrán una tendencia a ser más proinflamatorios, por lo que cuando estos niños tengan tres años sufrirán mayor riesgo de asma”, dice Casanello.
Los hijos de madres obesas no sólo tienen un mayor riesgo de ser asmáticos, también tienden a tener frecuentes problemas de alergia en la piel y rinitis alérgica, es decir, son atópicos. “El asma y la atopía van de la mano, ya que buena parte de los atópicos presenta hiperactividad bronquial”, insiste Casanello.
La investigación, que se inició el año pasado y culminará en 2017, cuenta con aportes de Fondecyt.
Las 500 mujeres que están siendo reclutadas son embarazadas de la zona suroriente de Santiago (Puente Alto y La Florida) que se atienden en el Hospital Sótero del Río.
Fuente: http://www.latercera.com/
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