- Se han publicado unas nuevas directrices para ayudar a los médicos a diagnosticar y a tratar la rinorrea y los estornudos de uno de cada seis estadounidenses que sufre de alergias nasales.
Las recomendaciones de la American Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery Foundation describen lo que se debe hacer y lo que no para tratar lo que se conoce formalmente como "rinitis alérgica", y que con frecuencia se llama fiebre del heno.
"Se trata de un problema muy habitual para millones de estadounidenses", dijo Lin.
Las pruebas de alergia están en lo más alto de la lista de "cosas que hacer" y las imágenes de los senos nasales están dentro de lo que "no se debe hacer" con las personas con signos de fiebre del heno, y el proceso de desensibilización conocido como inmunoterapia puede recomendarse cuando los otros métodos fallan, según las directrices.
Las recomendaciones para los pacientes de a partir de los 2 años de edad aparecen en la edición del 2 de febrero de la revista Otolaryngology-Head and Neck Surgery.
La inflamación nasal provocada por inhalar alérgenos puede crear una combinación miserable de congestión nasal, picazón, goteo y estornudos. Hay desencadenantes constantes, como el moho, el polvo y los ácaros del polvo; desencadenantes ocasionales, como los perros o los gatos; y problemas estacionales, como el polen, indican los expertos.
"[La rinitis alérgica] aparece en una amplia variedad de síntomas, gravedades, tipos y frecuencias. Lo que hemos hecho es elaborar las recomendaciones basándonos no solamente en los especialistas, sino también en el punto de vista de los médicos de atención primaria, los pediatras, los especialistas de medicina interna y los propios pacientes", dijo Lin.
La gestión de los medicamentos puede ser de ayuda, señaló. "Hay disponibles medicamentos excelentes para nosotros, al contrario que para las generaciones anteriores, y la mayoría tienen unos efectos secundarios muy leves", indicó Lin. "Es solamente una cuestión de elegir cuál es el mejor para un paciente individual".
Las principales recomendaciones son las siguientes:
Para los pacientes con congestión nasal, descoloración de las vías nasales, y/u ojos rojos y llorosos, los médicos deberían dejar de lado el proceso de imágenes de los senos nasales y, en lugar de eso, "hacer pruebas específicas de la IgE". Esto implica la exposición de muestras de la piel o de sangre a una serie de posibles desencadenantes de alérgenos para llegar a un diagnóstico definitivo de rinitis alérgica y sus causas.
"Los controles ambientales" para tratar con los desencadenantes problemáticos podrían incluir el uso de agentes químicos para matar los ácaros del polvo, la instalación de sistemas de filtrado del aire, el uso de sábanas con barreras para los alérgenos o incluso deshacerse del perro.
Para las personas cuya calidad de vida se ve afectada por las alergias nasales, otros tratamientos incluyen los aerosoles nasales esteroides solos o en combinación con antihistamínicos más nuevos, que tienen menos probabilidades de provocar somnolencia que las versiones anteriores.
Medicamentos como zafirlukast (Accolate) y montelukast (Singulair), conocidos como antagonistas del receptor de leucotrienos orales, no se aconsejan como tratamiento inicial para la fiebre del heno.
La inmunoterapia (las inyecciones de desensibilización o las pastillas sublinguales) es una opción cuando los medicamentos y los controles ambientales no funcionan.
La cirugía nasal llamada reducción turbinal debería ofrecerse solamente cuando el tratamiento médico fracasa.
A los pacientes que deseen evitar los medicamentos se les puede sugerir la acupuntura. Los complementos herbales no se abordaron.
La inmunoterapia, que implica poner a los pacientes con cuidado en un régimen controlado y que aumenta progresivamente la exposición al alérgeno, quizá sea el tratamiento del futuro. La respuesta inmunitaria natural que resulta puede reducir dramáticamente o incluso eliminar los síntomas de alergia en algunas personas, dijo Lin.
"El grado de respuesta varía, pero tengo pacientes que nunca podían entrar a una casa en la que hubiera un gato antes de la inmunoterapia, y ahora pueden estar allí unas pocas horas", dijo Lin. "Y con la aprobación de las tabletas [sublinguales] en abril, ahora tenemos un modo más sencillo de suministro que será más cómodo para muchos pacientes, sobre todo los niños. Es emocionante".
El Dr. William Reisacher de la ciudad de Nueva York también se muestra entusiasmado con la inmunoterapia.
"Creo que realmente hemos agotado los nuevos medicamentos", dijo Reisacher, profesor asociado de otorrinolaringología del Centro Médico Weill Cornell y Presbiteriano de Nueva York.
"Pero lo que va a ocurrir con la inmunoterapia en los próximos 5 a 10 años va a ser sorprendente", añadió Reisacher. "Estamos comprendiendo cada vez más sobre la inflamación a nivel celular, y están apareciendo nuevas herramientas de desensibilización potentes y muchos más modos de suministrarlas, con parches en la piel, gotas, tabletas e incluso pasta dental".
La inmunoterapia ahora, dijo, "es algo así como el último recurso, más o menos. Pero no será así en el futuro cercano".
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