Aunque cada año se diagnostican alrededor de 24 millones de estadounidenses con asma, no existe una sola prueba que pueda diagnosticar la enfermedad y los síntomas comunes, puesto que la dificultad para respirar, las sibilancias y la tos, son relativamente inespecíficos.
Los médicos pueden usar diversas pruebas, incluida la respuesta a los broncodilatadores y los resultados positivos en la provocación bronquial, para ayudar en el diagnóstico del asma en el contexto clínico apropiado, pero no existe una prueba diagnóstica estándar de criterio único. Más recientemente, se ha agregado la concentración de óxido nítrico exhalado fraccional (FeNO) a la lista de pruebas que los médicos pueden usar para diagnosticar el asma.