viernes, 11 de septiembre de 2015

Francia reconoce por primera vez el derecho a pensión por «alergia» al Wi-Fi

La comunidad científica, sin embargo no está de acuerdo sobre la enfermedad y se podría estar preparando un recurso

Por vez primera en Francia, un tribunal de justicia ha reconocido el derecho a una pensión a una víctima aparente de las ondas electromagnéticas, difundidas a través de las nuevas tecnologías (wifi, teléfonos móviles, etcétera).
Tras varios años de complejos e inconclusos procesos judiciales, el Tribunal de Toulouse ha reconocido a Marine Richard (40 años), antigua periodista, el derecho a una pensión de 800 euros mensuales por considerarla víctima de un «síndrome de hipersensibilidad a las ondas electromagnéticas». A juicio del Tribunal, «la descripción de los signos clínicos es irrefutable. La sintomatología desaparece en cuanto las causas son eliminadas. Pero esa eliminación impone a la víctima sacrificios que no permiten la más mínima simulación».
http://www.abc.es/videos-internacional/20150910/tribunal-frances-condena-administracion-4475025249001.html
Marine Richard comenzó el calvario de un largo rosario de procesos hace cinco años, cuando sus médicos le dijeron que era víctima de las ondas electromagnéticas, provocándole malestares de muy diversa índole.
Marine Richard vive desde hace tres años en una antigua granja, en las montañas del departamento de la Ardèche, en la región del Ródano-Alpes, para intentar combatir problemas neurológicos de tipo Alzheimer. Aislada, recluida en una suerte de «prisión», Marine Richard ha seguido luchando hasta conseguir el reconocimiento provisional del Tribunal de Toulouse.
Las asociaciones de minusválidos y discapacitados estiman que se trata de un «triunfo histórico», ya que la justicia francesa reconoce, por vez primera, los estragos y efectos nocivos de las ondas electromagnéticas en personas hipersensibles. En el caso de Marine Richard, la justicia ha reconocido una incapacidad del 85 %, pidiendo a las autoridades la concesión de una pensión de 800 euros mensuales.
Según varias organizaciones, en Francia (65 millones de habitantes)existirían unas 70.000 personas hipersensibles, víctimas potenciales de las ondas electromagnéticas (teléfonos móviles, wi-fi, antenas parabólicas, etcétera). Sophie Pelletier, portavoz del un colectivo de personas electrosensibles, comenta: «La sentencia favorable a Marine Richard abre muchas posibilidades inéditas. Seguro que se van a revelar nuevos casos, que la justicia deberá atender. La política estatal de difusión sin límites crea amenazas imprevisibles. Estamos creando zonas peligrosas de nuevo cuño. Es urgente que se tome conciencia de un problema que puede crecer. Es imprescindible que comience a estudiarse la creación de “zonas blancas” que sirvan como “refugio” para las personas electrosensibles».
Las autoridades sanitarias no comparten esos puntos de vista alarmistas. Hace dos años, la Agencia nacional para la seguridad sanitaria (ANSS) publicó un informe intentando poner en perspectiva todas las informaciones conocidas, al día de hoy, para terminar concluyendo que, a su modo de ver, «no está confirmada el efecto nocivo de las ondas electromagnéticas en la salud de las personas».

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